Doctor:

El domingo pasado estaba jugando en el club de barrio. Soy delantero, pero medio malena. De hecho, juego en la Tercera Serie, algo así como el lote más malo de toda la jornada.

Pero bueno, el asunto es que me hice tremenda pepa, y cuando fui a celebrar me saqué lo que es cresta. Me tropecé con la única champa de pasto que había cerca del banderín del córner. Me llevaron al Sapu. Y ahí conocí a una ayudante de enfermera más rica que el manjar Colún.

Me atendió, me chantó el yeso con el traumatólogo y después me llevó en la camilla hasta el auto de mi compadre, que me esperaba afuera muerto de frío. Le di las gracias a esa mujer. Y desde ese día todas las noches sueño con ella. He despertado hasta mojado, doctor. Es que me la sueño desnuda besándome hasta el contre.

Y después despierto, miro para el lado y está mi señora de 100 kilos roncando más que Pumba del Rey León. Pero bueno, ella es mi mujer y la amo. Pero el sueño me hace dudar y partir al Sapu y decirle a ella lo que me pasa cuando la veo.

Mei

Señor Mei:

¿No tenía un nombre más cuático para firmar su carta? Bueno, da lo mismo. Lo importante acá es su historia,la que me recuerda a la película La Enfermera Erótica. Era la cinta típica de los cines Nilo y Mayo, en el centro de Santiago. Había que ir con unos tolompas de fierro, porque uno se paraba al baño y te agarraban con maldad. Eso dicen las malas lenguas, porque yo nunca fui. Con La Enfermera Erótica miles de cabros debutaron con los ojos blancos en esos cines. Linda anécdota. 

Y la palabra anécdota le debe quedar bien guardadita en su cabeza, ya que usted tuvo una experiencia con una linda enfermera, pero en su casa tiene a una gran mujer, y de toda una vida. Si le ronronea en la noche como que fuera una risotada de la Paty Maldonado, quiérala más que antes. Después de todo es la madre de sus hijos. 

Y si está gordita es porque debe ser una diosa en la cocina y a usted le pone su bistoco, pero el más grande de todos. ¿O le miento? Una mina linda se ve hasta en la tele. Se cambia el canal y chao. Eso. No haga nada en el Sapu. Muera de viejo y no de Sapu.