Doctor:

Tengo 22 años y me encantan las piernas de los futbolistas. De hecho, me fascinan las de Alexis Sánchez, más aún cuando se arranca por una orilla y hace la famosa bicicleta. Ahí las fibras de sus músculos se observan con nitidez y para una mujer como yo me produce un dolor de estómago que tiene el condimento del nervio y la excitación. Es raro. Pero bueno. Todos los domingos acompaño a mi novio a una liga de fútbol que está cerca del aeropuerto. Es de buen nivel, de hecho, hay hasta relatores con parlantes. Y ahí juega mi hombre. Estaba todo bien hasta hace dos semanas, cuando me di cuenta de que en el equipo de mi pololo incorporaron a un cabro nuevo. Un rubio de pelo liso, tipo Luis Miguel cuando era niño, y con unos verdaderos jamones de piernas. Me dejó loca. Lamentablemente mi novio es patita de pollo, y en comparación con el cabro nuevo, no le corre ni una esquina. ¿Es tonto lo que estoy haciendo?

Mirona

Señorita sapa:

Por lo que le logro leer, usted lo único que está haciendo es mirarle las piernas al rucio nuevo, a Alexis Sánchez o a cualquier pelotero que se gaste buena muslera. Mientras no le guste la pierna del medio está todo bien. Si al final en mirar no hay problema. ¿Usted cree que si pasa una negra con unas patas y un peto y yo voy con mi gordita caminando no me voy a dar vuelta? Obvio que sí. Pero eso no significa que uno no ame o no quiera a su pareja. Hay que conformarse con lo que hay. Lo suyo es sinceridad para decir que es una minita sapa y nada más. En todo caso dígale a su peuco que coma harto zapallo detrás de la puerta o que se ponga dos pares de calcetas con los zapatos de fútbol. A eso le agrega unas tobilleras y quedará convertido en un verdadero Pato Yáñez. Le faltarían los puros shorts apaquetados. Tranquila mujer. No tiene nada de malo disfrutar de la vista. Los ojos están hechos para mirar y si le va mal se compra unos anteojos. Saludos.