Le llueven las flacas, pero es adicto a las rellenitas
Doctor Cariño:
Acabo de terminar mi carrera de Educación Física y este verano agarré pega como salvavidas en una playa.
Usted comprenderá que por mi actividad tengo un físico bastante cuidado. De hecho, hago ejercicio unas 4 horas diarias en promedio. Corro, hago pesas, ando en bici, nado, juego fútbol, tenis, voleibol. Tengo casi tantas calugas como Alexis, pero en 1.87 de estatura.
Por eso me va súper bien con las mujeres. Tengo la que quiero. Al punto que muchas me buscan pa’ pegarse la salvá, y me invitan a comer, a pasear, me compran regalos. Y yo las atiendo a todas.
Pero hay un gran pero. No me gustan las flacas. Me gustan las rellenitas, onda XL. Esas bien voluptuosas, de caderas anchas, de tutos gorditos, bien pechugonas. No con obesidad, pero sí grandotas. En la playa me persiguen unas flacuchentas que de pechuga tienen pura silicona, pero sólo me dedico a mirar a las XL. Hace unos días se apareció una, bien pizpireta y me la estoy pololeando. ¿Está bien?
Atlético
Señor cabeza de músculo:
No tiene nada de extraño. En gustos no hay nada escrito. De hecho, coincido un poco con usted. Me gustan esas mujeres de antes, con harta curva, harto de donde agarrarse. Cuando son tan flaquitas como que da susto partirlas en dos. Al apretarlas, obvio.
Hay muchas modelos XL hermosas y que demuestran que unos kilitos de más no son símbolo de fealdad. Para nada.
Lo único que es importante es que a usted le guste. Y como sabe si en una de esas usted mismo ayuda a su gordis a estar sana con harto ejercicio. Puede dejarla grandota y durita. ¿Qué mejor? Pero ojo, deje de andar atendiendo a las flacas porque le traen regalos o invitaciones. Dedíquese a la chiquilla risueña y voluptuosa. Y tome airecito, porque lo va a necesitar...
Lo último
21:13
19:58
19:56
19:07
18:10