Doctor Cariño:

Vivo en un depa vieeeejo, de esos que parecen frigoríficos. Por eso que cuando me cambié a vivir acá me traje mi ratón de internet, porque sabía que era como vivir en una cueva. Y fue lo mejor que me pudo pasar, porque con esto de la cuarentena mi vecina vivía maldiciendo que se le caía su servicio. Un día le toqué la puerta, me hice el lindo y le ofrecí que se enchufara al mío. Y fue como un click al corazón, porque después pasamos a una tacita de café, luego un vinito y ahora ya estamos comiéndonos el postre en mi cama. Lo único malo es que ella tiene pololo y no lo ha visto por el confinamiento. No sé qué pasará cuando se levante el encierro y el tonto le golpee la puerta.

Rubén

Don Rube:

Así que usted le pasó el cable y ella le agarró el interruptor, eh. No voy a discutir que la historia partió bien, porque le funcionó el viejo truco del galán que salva a la princesa del hoyo en que estaba metida, sobre todo en estos tiempos donde la internet es más valiosa que un condón en la billetera.Pero lo malo es que ella tiene pololo y tarde o temprano el revolver el yogur en frasco ajeno le va a traer consecuencias. Lo primero es que el gorila de la nuca como papa le sacará la cresta. Y lo segundo es que si ella fue capaz de pecar sabiendo que ponía los cuernos, lo más seguro es que no sea de confiar. ¿O usted también quiere acabar como alce?

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com