Lo cortaron por cufifo

Queridísimo doctor:
Ayer desperté con la caña y me enojé con mi señora por nada.
Ella me echó de la casa y me señaló que el copete me está haciendo mal, que no quiere acostarse conmigo y que va a buscar a otro hombre que ronque mejor y que le haga cuchicuchi sin el hoci pasado a vino. Me dejó marcando ocupado, ya que justo viene nuestro aniversario de matrimonio.
Tengo tres cabros grandes ya, y con el dolor de mi alma estoy durmiendo donde mi mamá. Para qué le cuento, las piscolas me hacen olvidar todo y estoy peor. Y de remojar el muñeco, ni hablar.
CHE COPETE
Mire señor del alcohol:
Si tiene un problema con la bebida y se queja de ello, y su señora lo corta, y no remoja el manguaco, es lamentable. Pero más triste es que se queje, llore y siga tomando piscola.
Si usted no quiere perder al amor de su vida, la que le dio tres hermosos cabros chicos que ahora crecieron, debe definitivamente ser prudente. No le estoy pidiendo que se ponga un parche curita en la tarasca, si no que sea moderado.
Se puede tomar una piscolita o dos, pero no una botella, poh. Los hombres se ponen a pelar el cable después del tercer o cuarto copete. Todo se agranda, el estado de ánimo se convierte en espeso, y la caña es mortal.
Retírese de las pistas y vuelva con su mujer. Pero ella es la que debe decidir, y para eso tiene que demostrarle con hechos. Y si usted es califa, hágala luego, antes de que se le muera el cabeza de pala sin poder comer. Más aún si se le viene encima el aniversario de matrimonio. Métale chala.
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