Ventanita Sentimental

Mi pololo, sus amigos y el argentino

Doctor: 

Necesito su consejo. Llevo un añito pololeando y el fin de semana pasado me fui con mi pololo a la playa.

Mientras él estaba con sus amigos tomando cerveza en un local con vista al mar, yo tomaba solcito sola.

Ahí se me acercó un argentino muy guapo y me conversó durante media hora. Al final el tipo se fue y yo fui donde mi pololo a ver qué estaba haciendo.

Cuando llegué al local, él estaba curado como guasca y sin poder ni caminar. Lo dejé solo.

Al día siguiente me hizo la misma, pero también se me acercó el argentino.

Como estaba triste le conté al che lo que estaba pasando con mi pareja. Me aconsejó, pero paralelamente me invitó a salir.

Quiero hacerla.

NANI

Señorita:

Primero debo decirle que estoy con una envidia sana, porque mientras usted está de vacaciones yo estoy acá en la consulta pasado a ala y respondiendo miles de cartas. 

Más encima está malo el aire acondicionado y con la ventana abierta suenan puros bocinazos del Transantiago. Bueno, habrá que esperar. 

Lo que le pasa a usted le ha sucedido a muchas niñas que  se van con su pololo y amigos a la playa. 

Cuando una pareja va solita se disfruta, se come rico, se cachetea de lo lindo y se enamora más. 

Pero cuando hay amigos de por medio, pasa lo que le ocurrió a usted: que su hombre en vez de estar echándole bronceador en la espaldita y en el traste, esté meta chelas con sus compadres sin poder ni caminar de borracho. 

Dígale que sí al argentino, salga con él pero no coopere altiro. Pruebe una buena conversa para que su pareja se pegue el alcachofazo y reemplace la botella transpiradita por usted.

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