Doctor Cariño:

¿Acaso usted las ha pagado caro por una canita al aire? Hace tres meses hicimos un asado en la casa, con mi esposa, mis hijos, mi cuñado, su esposa, unos primos y los bolseros que uno no saben de dónde llegan.

Todo lindo, hermoso, familiar, hasta que se me ocurrió ir a la cocina y ayudar por ese lado. Me encontré a la concuñada y el copete nos hizo efecto. Cuento corto: terminamos atinando duro y a lo bandido, pero nos pilló una cabra que fue a pegar en la pera y nos hizo un video de la performance.

Nos tiene chatos, ya que nos pide plata y tanto mi concuñada como yo le depositamos en la cuenta del RUT. No sabemos cómo sacarnos esta maldición de encima, que no nos deja disfrutar del sexo, hasta hemos pensado en hacerle algo, no sé. Denos una mano, porfa.

John

Don Johnny:

¡Ay, señor! No puede ser que existan giles que se encarguen de embarrar los momentos bellos de la vida, perseverar en la cochiná y, encima, ser víctimas de otros seres más pencas que ellos.

Voy a ir directo al caso: usted, su concuñada y la chantajista son una manga de malas personas que se merecen todo lo que les pase. Pero para aconsejarlo, debe ser derechito, macho, ¿entiende?

Primero, deje de revolcarse con la concuñada, hable con su esposa y cuéntele la verdad, aunque le peguen la PLR y hasta se gane una sarta de combos y patadas del cuñado.

De ahí, piense en denunciar a la péndex chantajista y vea si la puede querellar para que escarmiente...

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com