
Pulento doctor:
Soy un cabro de 26 años y hace ocho años que tengo una relación la raja con mi mujer. Tenemos dos cachorros a quienes amo y, por lo mismo, siempre fui fiel.
Pero el fin de semana pasado, el maldito alcohol me hizo una jugarreta terrible y metí la pata hasta el contre.
El sábado hubo una celebración en la casa de mis suegros y se me anduvieron pasando las copas de ron con negra y terminé más borrado que cuaderno de primero básico.
Se me apagó la tele en mala. De los pocos momentos lúcidos que tengo me acuerdo que cuando mi señora se fue a acostar y todo el resto de los invitados se había echado al pollo, me quedé tomando el estribo con una prima de guacha que viene del sur.
La mina está hecha a mano, doctor, y me empezó a entrar el diablo rápidamente.
Para hacerla corta, terminé con la mina en el fondo del patio de la casa gritando Viva Chile con escándalo. Nadie cachó nada, según yo, y al otro día, muy campante, nos fuimos con mi mujer a la casa como si nada hubiera pasado.
Yo sigo amando a mi señora y la huasita quedó en el olvido. Pensaba que la había hecho de oro, porque a ella también le dio lo mismo.
Pero ayer, cuando estaba en la pega, me fue a ver mi cuñado, un pailón de 25 años que no le trabaja un día a nadie. Me llevaba un CD y una carta. Chuata, dije, debe ser la huasita que se arrepintió y ahora quiere matanga.
No. Estaba equivocado. Cuando miré el disco, me cayó la teja de que mi cuñado había grabado toda mi incursión con la sureña en su celular. Y en la nota me decía que a cambio de su silencio quería tener una experiencia conmigo. No tenía idea que el cabro chuteaba con las dos piernas.
Yo no quiero perder mi matrimonio, doctor. Estoy entre la espada y una huasca. ¿Qué hago?
PREOCUPADO
MATADOR:
Ya no le debe entrar ni una lenteja con la preocupación de que su cuñado venga a cobrar o se va de hoci con la iñora. Ya me lo imagino sudando del miedo cuando tenga que tomar la decisión de su vida: o suelta la pepa y lo ponen de patitas en la calle por fresco y pasado para la punta o el muchacho se queda calleuque a cambio de un asalto en el ring al estilo Secreto en la Montaña.
La verdura es que usted está en una situación muy complicada y entiendo que no sepa qué hacer.
Tiene a su matrimonio al borde de la crisis y todo por el maldito copete que no perdona marruecos ni respeta chitecos ajenos.
Yo le aconsejo que se confiese con su señora y le cuente que el cuñadito del año lo está chantajeando. Capaz que la jefa lo perdone y diga que curao no vale. Pero darle pelota al chantaje del cuñado será peor. ¿Usted cree que va a ser la única vez que le van a pedir jugar al caballito de bronce? No, pues. Los pedidos a provincia no van a parar nunca. Va a ser peor. Saque la cuenta no más: le habrá pegado en la nuca dos veces; con la prima y con el cuñado.
Cuéntele la pulenta a la señora antes de que pierda el invicto.
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