Ventanita Sentimental

Vecina golosa lo dejó con el pito gastado

Juez del corazón:

Tengo la cabeza más revuelta que gallinero, doc, y no sé para dónde va la jugada ni qué cobrar.

¿Qué onda se preguntará usted? Pasa que soy árbitro de fútbol amateur y mi vida, entre pitazo y pitazo, era de lo más tranquila. Hasta que me tocó dirigir una final de campeonato entre dos equipos muy hacheros y reclamones. Cada cobro era discutido y se armaban bataholas.

Al finalizar el partido cobré lo que vi: un foul del porte de una casa en el área chica. ¡Penal, penalazo! Quedó la escoba. Se me fueron encima a pechazos y cachamales, saltó gente de la galucha con palos con clavos y tuve que apretar a perderme en la pobla.

En una calle, vestido de árbitro, era presa fácil de los energúmenos… Estaba frito hasta que una vecina del lugar me abrió la puerta de su casa y me dijo: “¡Entre, rápido!”. Entré y estuve tiritando por dos horas. Ella me atendió bien y al cabo de un tiempo le dije que me iba. Ella me hizo ver que de negro y de corto igual me iban a carnear afuera. “Cámbiese ropita”, me dijo. Y me pasó las de su pareja, pero antes me pidió que me bañara. Le hice caso y me fui a la ducha y en pleno enjabonado ella se metió piluchita al chorro y nos jabonamos hasta quedar con los ojitos blancos. Nos juramos amor al toque.

De noche y de vuelta en mi casa  me recibió mi pareja y todo normal después. Pero aún no dejo de pensar en mi salvadora, ya que en pleno match me dijo que quería que le arbitrara la vida. ¿Qué hago, maestro?

Árbitro

Don Juanpito:

No es que su verdadero nombre sea Juan Pablo, un compadre chicoco y tremendamente empeñoso que es muy querido en mi consulta. No. Es porque usted es saquero y toca el pito en todas las canchas. 

Pero vamos a lo nuestro: el consejo salvador. Mire, usted es un cristiano con así la tremenda suerte. Cuando estaba al borde de que lo lincharan, una heroína le salvó el pellejo, le quitó el susto, le ofreció tecito, le pasó ropa, lo bañó y lo dejó pochito de tanto galopar bajo la ducha. No me diga que le pasó plata para que tomara un taxi, porque así habría tenido pensión “Soto- Lillo”, que es como la pensión “Soto” pero con plata pa’l bolsillo. 

No me voy a meter a darle una moralina, pero mejor se quita esa mujer de la cabeza, porque va a destruir dos hogares: el suyo y el de la dama en cuestión. 

Yo tuve un gran árbitro del fútbol profesional, que viajó caleta y tuvo miles de aventuras de alcoba, pero siempre regresaba al país y a su santo hogar. Haga méritos para ser un pito FIFA, de esos que no ceden a la tentación y nunca se entregan a incentivos extrapeloteros. No se haga fouls solito, porque lo pueden fusilar a penales en el caracho.

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