Doctor Cariño:

La vecina de la casa del frente nos tiene a todos sin poder dormir, porque ahora con la cuarentena y el silencio que hay en las calles se pone a tener relaciones con distintos hombres y grita como condenada.

Yo no soy nadie para andar prohibiéndole con quién se acueste, pero en mi casa hay niños, y en nuestra calle vive hasta una monjita que escucha quejidos de placer. El problema es que ni siquiera es sólo eso. A todos sus gritos se agregan frases como "papi, hazlo más rápido'', o "vamos mi caballo ardiente''.

Comprenderá que es su casa, pero no sabemos cómo actuar. Dígame cómo proceder.

Gabriela

Gaby:

Podría decirle que se pusiera unas migas de pan en las orejas, porque su vecina puede hacer lo que quiera en su casa. Pero no es así, los ruidos molestos se denuncian aquí y en la quebrada del ají. Si no, pregúntele a Lavín por cuánto zorrón ha sido acusado de andar subiendo el volumen de la radio para asegurar más su carrete.

Acá no hay radio pero hay gritos de alto calibre que calientan a cualquiera, pero en su mayoría molestan a las familias que tranquilamente sólo ven tele en sus hogares. Y a sus niños que no entienden lo que es un caballo salvaje.

Podrían estos pequeños imaginarse a un pony medio loco o un potro de los juegos Diana que se arrancó del carrusel. Lo importante es ir durante el día donde la vecina, y pedirle que baje sus decibeles. Capaz que no se dé cuenta que mientras pone los ojos turnios está vociferando más fuerte de lo normal.

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com