Estimado Doctor:

Sin más fuerzas que las que me he hecho, me he atrevido a contarle mi fatal caso. Soy un hombre de apenas 24 años, hijo único y con una situación social confortable. Mi problema es mi gran timidez con las mujeres, la que me hizo quedar muy mal en un carrete en la casa de unos amigos.

Estábamos en lo mejor cuando una mina de espectacular forma me sacó a bailar y después de un rato de bailoteo me pidió que la acompañara al dormitorio con la chiva de ir a descansar. De repente se empezó a desnudar delante de mis ojos sin ningún tabú y yo comencé a temblar y no atiné a hacer nada.

La mina se puso carnaza y mis hormonas no funcionaron. No sé qué hacer, puesto que me ha sucedido un par de veces más. Estoy muy preocupado, ya que temo que mis amigos se enteren de mi problema. Sin más que decir, se despide un fiel seguidor de sus consejos.

TÍMIDO

Mijo:

Saco por conclusión inmediata que a los 24 años está invicto. Si esa timidez se mantiene, puede llegar inmaculado a los 40 y ahí sí que la cosa se pondría peligrosa, porque podría optar por echar a la pelea la presa inadecuada. Mejor pensemos positivo y tratemos de buscarle una solución al problema.

Creo que debería ponerse cuanto antes en manos de un sicólogo, ya que su falla está en el cuesco. Ahora, para que no se desespere y piense que va a arrastrar siempre esta maldición, échele un vistazo a nuestro librito "Vida Afectiva y Sexual" de los domingos y comprobará que hay lolos de 18 años -edad en que el muñeco es más peleador y resistente que nunca- que tampoco han podido firmar el gran autógrafo porque se les achaplinó el canario.

Cuando leía su consulta pensé que la juventud no se priva de nada en los famosos carretes. Entre paréntesis, ¿de dónde sacaron a la señorita que se lo llevó a un dormitorio y procedió a sacarse hasta las pestañas para luchar sin trabas? Apuesto que no estudió en un colegio de monjas.

El final de su consulta es un chiste. Su mayor preocupación es que sus amigos no se enteren de que no funciona. ¡No, pues, cabrito! Su única preocupación debe ser superar la timidez para que después no pregunte cuántas son, sino que vayan pasando.