Doctor: 

Mil perdones, caballero, pero le pido un consejo certero. Estoy a punto de mandar a la punta del cerro un pololeo de siete años con una mujer empeñosa, comedida, atenta, buena tela, seria y trabajadora.

Hace poco llegó a su casa una prima de Europa y me pidió que la sacara bailar, porque a ella no le gusta mucho salir y menos ir a una disco.

Salí con la prima, que es bella con ganas, comimos algo, tomamos su cosita y nos fuimos a darle al baile.

En todo ese zangoloteo, nos anduvimos entibiando, llegamos a los besos y después conocimos por dentro un hotel de Américo Vespucio.

Me gustó harto y en el amor es una gran mujer, dijo que en Chile halló la horma de su zapato y quiere que vaya a Europa con ella.

Estamos enamorados, ¿qué hago? ¿La dejo irse sola?

Mi perro:

El consejo al callo es uno solo, si está enfermo de enamorado de la chica de Europa y lleva siete años de fomedad absoluta con la pololita, debe ser sincero y decirle que usted no es zombi, que halló el amor y la deja por su primita.

Va a doler un resto, por el tiempo perdido, por las horas de aburrimiento entregadas a usted, pero al final se va a aclarar y ella sabrá encontrar el hombre con quien aburrirse juntos para toda la vida o hasta que aguanten.

En todo caso, si la cabra es fomina, algo de culpa puede tener usted, que no la supo despeinar o no cateteó más para sacarla de ese estado.

En fin, si ya no hay amor y nada más que la fomedad por venir, hay que virar de una.

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com