Tras la filtración de una conversación privada, en la que el entonces jefe del segundo piso aludía a presiones de Isabel Allende para la venta de la casa de Salvador Allende, la exsenadora negó cualquier intervención y exigió explicaciones públicas.
La filtración de una llamada privada de Miguel Crispi, quien fuese jefe de asesores del segundo piso de La Moneda hasta marzo pasado, reveló supuestas presiones de Isabel Allende para vender la casa de Salvador Allende.
Esa situación fue la que impulsó la apertura de una causa por presunto tráfico de influencias en contra de la ahora exsenadora.
Y alrededor de 12 horas después de la filtración, en la que Crispi planteaba que la exsenadora había llamado “hasta al portero del Ministerio” de Bienes Nacionales, la propia Isabel Allende condenó dichas declaraciones.
“Algunos medios de comunicación han dado a conocer la transcripción de una llamada personal entre el Sr. Crispi y su madre”, comienza planteando el comunicado de la exsenadora.
“Lo dicho por el Sr. Crispi en ese llamado es falso y constituyen una falta de respeto a mi familia”, recalcó sobre los dichos filtrados. “No intervine de ninguna manera en la venta de la casa de mi padre. Como hemos reiterado seguimos las instrucciones del gobierno”, puntualizó.
“Que el Sr. Crispi explique sus dichos a la brevedad”, finalizó Isabel Allende.
Consideren que el abogado de Crispi afirmó que la conversación fue sacada de contexto y que su representado no acusó a Allende de cometer delitos.
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