Por Paulo QuinterosGuerra familiar en Molino de Puente Alto: los Castaño se enfrentan por el control de la histórica empresa
Dos ramas del clan chocan por la administración de la compañía. La disputa escaló a tribunales.

El nombre Castaño, ligado al pan y al trigo desde 1933, vive hoy su capítulo más amargo. Dos ramas de la familia mantienen una pugna abierta por el dominio de la tradicional empresa Molino de Puente Alto.
De un lado está Rentas Los Queñes Limitada, encabezada por Manuel Castaño González (82), su esposa Sylvia Orsini (79) y su hijo Daniel Castaño Orsini (52), actual gerente general.
En la otra vereda, Inversiones Bayona Limitada, representada por los hermanos Manuel (76) y José Ramón Castaño Bernain (72).
Ambos grupos poseen el 50% de las acciones y comparten una historia familiar que se remonta a los fundadores Domingo y Manuel Castaño, hermanos del pionero Jaime Castaño, creador de la tradicional panadería del mismo nombre.
De acuerdo a La Tercera, el conflicto estalló públicamente el 24 de septiembre, cuando Bayona presentó ante el 26º Juzgado Civil de Santiago una medida prejudicial para exigir transparencia y control judicial de la empresa.
Según el escrito, durante casi cuarenta años Los Queñes habrían controlado de facto el molino, aprovechando su mayoría en el directorio y la posición de Daniel Castaño Orsini como gerente general.
Una crisis que divide a Molino de Puente Alto
La crisis se desató el 28 de agosto de 2025, durante una Junta Extraordinaria de Accionistas, donde se discutió aumentar el número de directores y renovar la mesa. La votación terminó en empate y desató una batalla de legitimidad.
Bayona afirma que el proceso fue válido y que tres nuevos nombres fueron electos: Ricardo Manuel Victorero Castaño, Patricio Avendaño Castaño y Juan Francisco Castaño Alomar. Pero Los Queñes desconocieron los resultados y se negaron a ceder los cargos.
Manuel Castaño González respondió con una carta el 29 de agosto, en la que negó la existencia de un nuevo directorio: “El supuesto nuevo directorio al que se refieren no existe (…) El directorio de la Compañía es y seguirá siendo el mismo que ha habido siempre.”
En el mismo texto, el empresario lamentó el clima de ruptura: “Nunca me enfrenté a una situación tan desagradable como la vivida en la junta extraordinaria (…) se diluye toda posibilidad de lograr una separación amistosa.”
Los Castaño Bernain, en tanto, calificaron la postura de sus parientes como “inaceptable” y pidieron al tribunal designar un interventor judicial con acceso a las cuentas y registros de la compañía, además de suspender las decisiones tomadas por lo que denominan un “falso directorio”.
El enfrentamiento marca un punto de quiebre en una empresa con más de 60 años de historia, que nació en 1965 como Castaño Hermanos y hoy figura dividida entre la memoria familiar y una batalla legal por el poder.
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