En octubre de 2016 ocurrió un extraño homicidio en la comuna de Ñuñoa. Una profesora jubilada, de 87 años, fue hallada sin vida al interior de su casa. ¿Lo raro? Vivía sola y no había signos de que las puertas o ventanas hallan sido forzadas.

Las vecinas de Nelly Enríquez Fernández aportaron datos reveladores: la otrora docente no dejaba pasar a nadie extraño a su domicilio, por lo que el asesino debía ser alguien de su confianza.

Lo peor fue la escena del crimen. El cuerpo de la adulta mayor estaba tendido en el piso de su casa, donde fue brutalmente golpeada en su rostro y cráneo. Hubo ensañamiento, pero ningún robo aparente. ¿Por qué la mataron, entonces?

Cuando la policía aún juntaba las primeras piezas del puzzle, un sobrino nieto de la víctima se les acercó y confesó estar involucrado en el delito. Lo detuvieron. A él y a su amigo, quienes reconocieron haber ido a la casa de la mujer para pedir alojo y comida.

Se trataba de Bruno Fuentes Risco (20), hijo de una sobrina de la víctima, y André Jair Escobar (21), un chascón que lo acompañaba en la fechoría.

Según la PDI, cuando la noche cayó y la anciana se fue a dormir, los jóvenes comenzaron a intrusear en distintas partes del domicilio, siendo sorprendidos por la mujer, quien comenzó a gritar. Para evitar que los vecinos se alertaran, ambos criminales procedieron a pegarle con sartenes, la acuchillaron y le pegaron patadas.

La falsa versión de Bruno

Sin embargo, en su declaración, Bruno intentó culpar a su madre y también a André Jair (brasileño nacionalizado chileno).

“Mi mamá hace mucho tiempo quiso que fuera a buscar unos platos porque eran supuestamente de la familia, y ella se los vendió a mi tía (abuela) porque necesitaba dinero. Mi tía le dijo que cuando tuviera la plata se los devolvía. Yo necesitaba plata y mi mamá dijo que si yo me conseguía los platos, me quedaba con la plata de uno”, explicó Fuentes, según consignó BioBioChile.

Por su parte, Jair acusó a su yunta: “Me empieza a comentar que yo le tenía que pegar con un sartén en la cabeza, para que quedara desmayada. Bruno iba a tocar el timbre (para despertarla) y yo iba a pegarle. Cuando venía de espalda le pegué uno, pero fue despacio y empezó a gritar y sentí miedo. Le pasé el sartén a Bruno y la empezó a callar”.

Pero Escobar Risco no estaba dispuesto a cargar con la responsabilidad y le tiró la pelota a su amigo.

“Yo no le hice nada a mi tía. Yo no la pude haber tocado porque era mi tía. Pasábamos las fiestas juntos, teníamos una buena relación. Me metí a la pieza y escuché un estruendo y André me pegó un grito. Yo tenía todo el pecho agarrado, no sabía qué hacer”, añadió.

Cabe destacar que, tras matar a la anciana, ambos sujetos concretaron el robo de 350 mil pesos en efectivo y joyas. De acuerdo a la indagatoria, ambos asesinos fueron hasta el Mall Costanera Center para gastar el dinero sustraído.

Condena

En diciembre de 2018, a dos años del crimen de Nelly Hernández, el 3° Tribunal Oral en lo Penal de Santiago declaró culpable del delito de robo con homicidio a Bruno y André.

“La fiscalía se encuentra conforme con el veredicto porque de alguna forma se hace justicia (...) También existe reparación moral para su entorno familiar y la sociedad en conjunto que este tipo de crímenes no puede quedar impune”, señaló el fiscal Oriente, fiscal Álvaro Pérez.

“Se acogió la agravante de alevosía respecto de aquel condenado que tenía una relación de parentesco con la víctima: era un sobrino y precisamente la confianza que ella depositaba en él le permitió que ingresara al domicilio”, añadió.

La justicia determinó que el sobrino nieto deberá pasar 20 años tras las rejas para recuperar su libertad (en 2036), mientras que su amigo saldrá de prisión cuando complete 15 (en 2031).