Si tuviera que escoger una pose favorita, creo que me quedo con una clásica, la mujer arriba y el hombre abajo.

Es sin duda la posición que más placer me entrega. Los cuerpos quedan puestos de manera tal, que sin mucho esfuerzo, quedo viendo estrellas, constelaciones y el universo enterito.

Pero como todo en la vida, esta postura tiene sus peros. Yo grito ¡viva Chile! altiro y mis compañeros en la alcoba también. Por eso, tengo una técnica: nunca me quedó en la cabalgadura más de 5 minutos.

Por lo general empiezo montando, como un precalentamiento, después me bajo y le doy tiempo de lucirse al chiquillo en cuestión. Después de que he llegado al clímax varias veces y creo que mi galán ya se lució lo suficiente, me vuelvo a subir para tocar la cima más alta. Eso es lo máximo.

A veces también la uso cuando estoy apurada, me aseguro un intercambio corto pero feliz.

Así que ya saben, chiquillas, si quieren tocar los astros con calidad y dejar locos a sus parejas, tienen que puro atreverse a  tirar “arribita”, sin importar los rollos ni los kilos de más (esta postura no favorece mucho el físico), porque si él está contigo, se supone que es porque le gustas y le pareces atractiva tal cual eres.