A Manuel Miranda le saltó liebre con niña del ambiente y colega lo sapeó con la jefa
Al igual que a esta humilde sección, a muchas minitas les encantan los cumpas En Cuatro Ruedas. Y aunque no se parezcan a Brad Pitt o al Lalo Padilla, hay algunas que saltan al toque cuando les ofrecen acomodarse en un mullido asiento y proteger del viento el peinado que a luca y media les hizo la vecina de la esquina. Hasta a los federicos de "Amor Ciego" les puede salir un ¡Viva Chile! La dura.
Pero también hay otras "chicas de la calle" que por cosas de la pega deben recurrir a los titanes de los tocos aurinegros. Y eso aprovechó Manolito Miranda, quien a sus 42 peras recuerda cuando una canita al aire lo dejó con la mansaca en palacio. Y todo por un colega picota que le fue con el cuento de la infidelidad en colores a su patrona.
"Cuando uno es joven anda con la maldad metida y tiene puras ganas de vacilar, sobre todo trabajando de noche", suelta el as del volante, que la lleva en Gran Avenida. Y tan así fue, que el cumpa perdió "dos taxis por la jarana". Ese toque.
DIOSA
Al andar en su tocomocho como "El Señor de la Noche", Manolo cachó toda la movida con las prostitutas, las que después de hacer sus chauchas tomaban los taxis de sus colegas pa' que las dejaran en palacio.
Hasta que le llegó el turno a mi tío, que todo entrador les metió verso a las muchachas. "Una de ellas empezó a esperarme para llevarla, porque se había enojado con el colega que antes la trasladaba", cuenta el picarón Manolo. La chiquilla que se reía en la fila comenzó a torearlo firme: "Me corría el asiento y preguntaba que cuando iba a atinar", recuerda.
Como tiene la pura cara, a nuestro titán se le calentó la sopita y quiso tomársela de un golpe y porrazo, sin pensarlo: "Agarré a la minita y fuimos a ponerle bueno". El lugar elegido fue un sucucho que, según dicen, se llama motel.
La niña era, según él, "una diosa, enferma de rica. Y me dejó loco".
GUARACA
Manolo tira que "nos sacamos todas las ganas y quedé pidiendo agüita".
- Quedó loco...
- Sí poh, si nos dimos guaraca toda la noche. Fue bacán.
- Ya, pero qué fue lo que pasó...
- Como trabajo de noche, al día siguiente llegaron a mi casa preguntando si vivía ahí y le pasaron una carta a mi señora.
- ¿Qué decía la misiva?
- En el papel le contaron todo a ella. Onda con quién la había cagado, la hora, el motel. Todo.
- Lo sapearon heavy...
- Sí. Y caché al toque que fue un colega. Después supe que era por celos, ya que él llevaba a esa mina.
- ¿Y cómo se la sacó?
- Me tuve que descartar ene para pasar piola y que me creyeran en la casa. Dejé de llevar a la mina, pues me tenían vigilado. Hasta la yuta tenía detrás, jajajá...
- Pero ahora le van a cascar, socito.
- No pasa, si ya me separé. Nunca tan gil para contar la pulenta antes poh.
Alfredo Jacques A.
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