A técnico se le vino la noche en la Autopista del Sol

En septiembre del 2008 al laboratorista dental Esteban Villouta González se le cruzó una jauría de perros mientras conducía su moto en la Autopista del Sol.
El hombre venía de la pega en Santiago y al igual que la mayoría de las víctimas de la tragedia del Tur-Bus ocurrida esta semana, viajaba diariamente desde su casa a la capital.
Cerca de Melipilla impactó con uno de los canes de la manada y aunque no venía a exceso de velocidad, con el pencazo salió disparado unos treinta metros y fue a dar de cabeza a la barrera de contención.
Como triste corolario, el técnico terminó con 16 fracturas y, lo que es peor aún, perdió la visión del ojo izquierdo, el olfato y la motricidad fina del brazo zurdo.
"Estuve un mes hospitalizado, tuve problemas económicos y, finalmente, se disolvió hasta mi matrimonio. Creo que no debieron meterse perros allí. El problema es que la autopista tiene alambres de púas en su alrededor. Ellos deberían tener mallas", señaló el tecnólogo dental. Agregó que la carretera además tiene un sistema de socorro deficiente: "Se demoraron 50 minutos en venir a recorgerme y más encima me preguntan a qué hospital debo dirigirme. Con mis fracturas mueren 9 de 10 personas", remachó.
Villouta recalcó que en el accidente del kilómetro 45 de la Autopista del Sol "la barrera de contención no aguantó. El bus debió ser redireccionado y no cruzarse hacia la otra pista. El más inocente de todos es el chofer del camión".
El diputado demócrata cristiano Gabriel Silber, puso la chala a fondo y se fue contra la concesionaria de la Autopista del Sol, la multinacional petazeta OHL.
El parlamentario sostuvo que existe una cachada de sentencias condenatorias emanadas de los tribunales chilenos "por su responsabilidad en accidentes viales con resultados fatales, donde se constatan las malas condiciones de seguridad con las que opera la concesionaria. Tienen multas millonarias y el patrón es el mismo: Falta de cierres, mallas rotas, cruce de animales y de peatones en la autopista".
Agregó que "existe el actuar por omisión al no operar las condiciones de seguridad para una carretera que permite andar hasta los 120 kilómetros".
Luego le tiró los dardos al MOP y criticó a las autoridades del Ministerio de Obras Públicas por "premiar con 12 millones de dólares a la concesionaria para elevar los estándares viales, en vez que los recursos los aporte la misma empresa".
La Cuarta intentó comunicarse con los encargados, pero no obtuvimos respuesta de parte de la empresa que maneja la Autopista del Sol.
BOMBEROS SE DIO MÁS VUELTAS QUE UN TROMPO
El comandante segundo del Cuerpo de Bomberos de Peñaflor, Marcos Moya, salió con la baliza del carro bomba encendida para prestar ayuda a sus colegas de Talagante y de El Monte. Lamentablemente se encontró con falta de retornos en la Autopista del Sol, especialmente en el tramo de Melipilla-Talagante donde se originó el accidente.
"Debería haber una normativa que incorpore retornos cada 5 ó 10 kilómetros para las emergencias. Acá hay 45 kilómetros sin ningún retorno. Obvio que esto dificultó el trabajo luego del choque", voceó.
Consultado por La Cuarta sobre si hubo o no pago de peaje ese día fatal para los carros de emergencia, el bombero respondió que "nosotros no pasamos por plazas de peaje ese día por el tramo que utilizamos. No sé si las otras compañías las usaron. Lo que tengo claro es que en esta autopista no hay una pasada de emergencia, sólo se puede pasar por la plaza de pago. Y cuando hay emergencia todo queda a criterio del cajero".
Agregó que "si nos ven con la baliza encendida se supone que nos dejan pasar sin pagar y levantan la valla de seguridad, pero hay que esperar que todos los autos desarmen la fila. ¡Ah! y hay que pasarles un papelito con los datos del camión".
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