Crónica

Adiós, Matador... ¡Y gracias por todo!

En el día del adiós, un evangelio bullanguero salió a la luz pública: "Lo que Dios y el Matador han unido que no lo separe el hombre, ni los cahuines ni la mala onda". ¿En chilensis? Que Marcelo Salas se volvió una leyenda no sólo rodeado de hinchas de la "U" y jugando con sus yuntas futboleros, pues también lo acompañaron sus incondicionales mujeres.

Primero aparecieron Catalina y Camila, hijas del ex capitán de la Roja. Salieron a la cancha, aplaudieron y felicitaron a su papi, mientras éste recibía la ovación de los azules que repletaron el Estadio Nacional. En el palco oficial, en tanto, lo miraba atentamente Andrea Fleiderman, su polola desde hace casi tres años.

Ahí llegaron los homenajes. Apareció el Huaso Peregrino con los pies hinchados de tanto caminar, luego Federico Valdés, Los de Abajo y hasta un representante de River Plate, donde Salas vivió una de las épocas más importantes de su carrera. ¿Luego? Presentación de los equipos y a jugar.

Pero fue en el entretiempo donde quedó demostrado que Salas alcanza para todos. Bueno, más bien para "todas". Sí, porque en el sector de tribuna vip se toparon la actual polola del Matador y Carolina Messen, la ex esposa. ¿Brotaron chispas? Nada de eso. Se saludaron como dos grandes damas.

LA MAMI

Claro que la morena se ubicó bien lejos de la rubia. "Juntas pero no revueltas", dijeron por ahí. La cuestión es que Carolina estuvo en un palco lateral acompañada de sus dos hijas, las que bajaron otra vez a la cancha cuando llegó la hora del adiós definitivo de Salas.

Sí, anotó un par de goles, dio la vuelta olímpica y vio cómo la barra desplegaba banderas en su honor, pero hasta ese momento se mantuvo firme. Pero el Matador no contaba con la astucia del guatón Schiappacasse, quien despachaba en directo para Canal 13. Sin previo aviso, Catalina y Camila le entregaron un oso de peluche y ahí se liberó. "Hasta que consiguieron hacerme llorar", soltó Salas, quien agregó que "me voy más que pagado". Y como el más  grande.

TAMBIÉN MATÓ EN EL BANANO: SE EMBUCHÓ CASI MIL PALOS

Más allá de la despedida y de los sentimientos involucrados para los seguidores de Marcelo Salas, todos saben que con monedas se compran huevos. Y con el billete que hizo Marcelito, podrían ser huevos de dinosaurio.

Un lleno total, con las entradas casi agotadas varios días antes del evento, fue el primer aviso de que habría una lluvia de verdes. Casi 65 mil personas repletaron el Nacional, lo que traducido al lenguaje universal, arrojó unos 400 millones de pesos.

A eso hay que sumar el contrato del crá con Canal 13, que compró los derechos de televisación en cerca de 300 palos. Los ejecutivos del canal del ángelito cacharon que sería un golazo de rating, tanto que supendieron el noticiero central para cortar con avisaje prime.

Pero no fue lo único que entró en el banano millonario del Matador, ya que en paralelo se realizó una campaña de marketing para pormocionar los productos asociados, luego de afinar un negocio con Adidas, que sacó una línea completa del killer histórico de la Roja. Con eso, las arcas del "Shileno" superan los mil guatones de pesares.

Los gastos fueron menores, ya que el arriendo del estadio es un ítem menor, apenas cinco melones, a lo que hay que sumar el personal de seguridad, los roperos y otros detalles.

Además, las estrellas invitadas se pagaron sus pasajes, lo que explicaría la ausencia de jugadores venidos de Europa. Claro que acá en Chilito se les dio una atención de lujo y al final fueron agasajados por Marcelo con un carretito.

HELLER PITEÓ PUÑALADA POR DETROIT DE VALDÉS

"Yo soy el mayor accionista de Azul Azul y no ellos", fueron las palabras de enojo de Carlos Heller, vice de la concesionaria, por lo que consideró una traición mayor. Mientras el lord Federico Valdés, acompañado de cerca por "Chispita" Yuraszeck y el "Choclo" Délano, le entregaba un galvano al Matador, a "Ricky Ricón" le daba hipo de la pura rabia. Nadie le había avisado ni invitado a estar cerca del ídolo en el clímax del coleteo.

"Estoy sentido, no fui consultado aunque por lo menos me salvé de una pifia", dijo Heller, subrayando la rechifla que se llevó Kiko. "Soy el vicepresidente y lo mínimo es que me avisen. Hasta le traje un galvano a Marcelo, pero lo voy a invitar a una despedida en el Club Hípico para hacerle un homenaje", fue el descargo del magnate, al que se le sale generalmente el hincha que lleva adentro.

El quiebre del directorio de Azul Azul, que siempre fue un secreto a voces, esta vez quedó en total evidencia.

NI AL FINAL SE CANSÓ DE INFLAR LAS REDES

Dos golazos de gran factura y un penal ejecutado con certeza anotó en su despedida "Maksedo", que gracias a que no se lesionó la "pedna" puso fin a su carrera tal como la inició: Enchufándola como torito de exposición.

No importó que uno de ellos lo hiciera con sus amigos chilenos y los otros dos con sus brothers extranjeros. Lo concreto es que el Matador se dio el gustito de festejar tres veces con su clásica rodilla al suelo y el dedo índice apuntando al cielo, ante un público delirante que estalló en aplausos cuando dejó la cancha a los 80 minutos.

Como la fiesta era para él, hasta los astros se confabularon para que todo le saliera a pedir de boca: Anotó el primer gol del partido y marcó el 3 a 3 definitivo.

DUPLA ZA-SA VOLVERÁ EN EL SHOWBOL

El pifiómetro estuvo democrático. Federico Valdés, por ejemplo, lo reventó, porque los chascones lo odian hasta porque respira. También se ganaron su olimpo chucheta el Coca Mendoza, Moisés Villarroel y el Murci Rojas, todos por su pasado albo.

Pero Iván Zamorano fue caso aparte. Cada vez que tocó la pelota las 60 mil almas presentes lo chiflaron heavy.

A Bam Bam le dio lo mismo, eso sí. "Estoy feliz de haber acompañado a Marcelo", dijo, tras reeditar por última vez la dupla Za-Sa, al menos jugando fútbol. Porque el "Terrible" avisó que tras un año sabático, el Matador "se nos unirá a la selección de Showbol".

COTÉ SE DERRITIÓ POR "MAKSEDO"

Como buena esposa, marcó al hueso a Luchito Jiménez. Y como buena hincha, gritó más que ninguna por el Matador, "debo confesar, mí ídolo de toda la vida".

Rubia, rubia, como siempre, la Coté López llevó el glamour al Nacional y admitió que antes que la varita, mágica, por supuesto, se enamoró del fútbol por la ñurda del "Shileno".

"Marcelo es lo más grande que hubo en Chile y no podía perderme este adiós", admitió.

SÚPER MARIO Y ÁLVAREZ SE PASARON PELI

"Súper" Mario y el "Recluta" Álvarez, dos de los personajes más simpáticos de "1810" y para algunos los únicos, se pasearon por el Nacional para despedir al Matador y también apoyar a sus amigos de encierro, el Coca Mendoza y el Tobi Vega.

El chuncho Súper Mario dijo que Vega "se mandó un golazo, pero en la granja hacía jugadas mejores. Una vez me hizo clases, me entrenó, a ver si en una de esas me iba a jugar a China". Y eso que no había fumado nada.

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