El recuerdo del asesinato de su papá permaneció como una nebulosa que atormentó a Andrea Rivera Burgos durante toda su vida.

La noche del 12 de octubre de 1995 la niña de entonces 6 años regaloneaba con su hermano Fernando y su padre, en la cama matrimonial. Uno a cada lado del desabollador que se levantó, los besó en la frente y abandonó la habitación para siempre.

Minutos más tarde, la madre entró en escena. Según Andrea, Ximena agarró a sus hijos de un ala y los encerró en la pieza, donde los niños compartían un camarote.

"Escuché gritos, golpes. Nosotros le pegábamos a la puerta para ver qué pasaba. Alcancé a mirar por el marco de la puerta y mi mamá con su primo le pegaban a mi papá. ¡Lo vi a él lleno de sangre!", contó la joven.

El impacto que le acusó el asesinato de Samuel Rivera bloqueó la memoria de Andrea por 15 años, hasta que el descubrimiento de los huesitos del finado bajo el piso de una habitación de la casa de El Bosque, y la posterior confesión de Ximena, que vinculó en los hechos a su amante Miguel Burgos, le aclaró la película a la joven.

El presente de la muchacha es peludo. Recién cachó que su padre nunca la había abandonado y su mamá puede pasar una larga temporada en cana, porque el parricidio no prescribió por poco más de dos meses.

Andrea visitará a la detenida en el calabozo. Necesita respuestas. "Quiero mirarla a los ojos y que me diga por qué lo hizo", explicó.

- ¿Podrás perdonarla?

- No sé... es mi mamá.

MALA ONDA

La relación entre Ximena y sus dos hijos mayores, antes de saberse la verdad, ya era como el ajo. "Para mí, no era una relación de madre e hija ni tampoco de amiga",  dijo, y agregó que su hermano también se llevaba mal con la mujer infiel, porque ni siquiera la fue a ver al hospital hace un par de años, cuando la señora estuvo grave.

A los tres hijos chicos de Ximena, producto de una relación posterior, no hayan cómo contarles lo que pasó. Les dijeron que ella tuvo una recaída y volvió al hospital.

También fue complicado decirle a la mamá de Samuel que su nuera lo había matado. La veterana Ernestina Hidalgo estaba en Pichidegua y casi se murió cuando lo supo. Viajó a Santiago y dijo que nunca sospechó de Ximena. Espera que pague en cárcel el daño que causó y su único consuelo es que tendrá un lugar donde dejarle flores a su hijo menor.

ENCAMADOS

Enrique Rivera tiene una teoría sobre el homicidio. El primo de la víctima cree que Samuel pudo haber pillado a su mujer combatiendo cuerpo a cuerpo en el ring de cuatro perillas con Miguel Burgos. Teoría que encaja con la información que dio el subcomisario Víctor Ruiz: "De una discusión se pasó a la agresión".

"ESTOY ARREPENTIDA Y PIDO PERDÓN..."

Detectives de la Brigada de Homicidios de la PDI pusieron a disposición del Octavo Juzgado del Crimen de San Miguel a los presuntos asesinos de Samuel Rivera Hidalgo.

Ximena Burgos González (38) y su primo, Miguel Burgos Avilés (32), fueron interrogados durante toda la matina por el juez Rodolfo Medalla, quien tiene cinco días para determinar por qué delitos los someterá, o no, a proceso.

Mientras ingresaba esposada al tribunal, la madre y esposa del año exclamó con lágrimas de cocodrilo: "Estoy totalmente arrepentida y pido que me perdonen, por favor".

El acusado entró bajo un gorro que le ocultó el rostro y no dijo ni pío.

Para cachar con un ciento por ciento de seguridad que los huesitos son del desaparecido Samuel, faltan lo exámenes de ADN que debe realizar el Servicio Médico Legal, pero policialmente ese punto ya estaría  aclarado.

La víctima habría sido ultimada a golpes y estrangulada.

¡FUE TODO UN CHIRIPAZO!

Los presuntos restos de Samuel Rivera aparecieron enterrados a un metro de profundidad, en lo que antes era un patio de su casa de la villa Cóndores de Chile, en El Bosque. Su hijo Fernando reparaba una cañería de agua en la pieza de una de sus hermanastras. Apenas comenzó a combatir la inundación, el piso se hundió y el joven se encontró con un fémur y un peroné de su papá. Terrible.

Sebastián Foncea M.