El volcán Llaima, en la Región de la Araucanía, sigue en la onda "Guajardo" y la lava ha sido visible sobre todo de noche. La situación ha obligado a las autoridades a mantener la alerta roja en la zona, donde ya se ha ordenado la evacuación de los habitantes y turistas desde localidades como Melipeuco, Vilcún, Curacautín, Lonquimay y Cunco.

El vulcanólogo Hugo Moreno afirma que se trata de una erupción vigorosa sostenida, con emisiones de lava principalmente hacia el oeste, con una corriente menor al oriente, hacia la zona del río Captren, comuna de Curacautín. A su vez, la columna de humo que en promedio sobrepasa los 8 kilómetros, dependiendo de la dirección del viento, cae sobre la comuna de Lonquimay, en sectores como Icalma. En este panorama las zonas más críticas por el escurrimiento de lava, es el Río Calbuco, el Río Lan Lan, como también el río Captren, que aumentan sus niveles habituales.

AIRE MALITO

El caperuzo también estima que las precipitaciones de cenizas complicarán la comuna de Lonquimay y la parte alta de Melipeuco, "perjudicando la calidad del aire para los habitantes de esos sectores y los pastos para la alimentación animal".

El ministro del Interior (S), Patricio Rosende señaló que la emergencia "es de bastante incertidumbre, lo que obliga un gran despliegue de autoridades en terreno". No descartó una evacuación masiva.

"Se va a realizar" dijo y aprovechó de dar las gracias a las familias que han decidido apretar cachete sin tener que esperar hasta último momento.

"Tenemos una actividad eruptiva mayor y eso requiere del compromiso y responsabilidad de los propios habitantes de la zona", remachó.

JUANITO LAGOS ES DE LOS PORFIADOS

Hay quienes están con el tambembe a dos manos, pero hay otros que no pescan y se niegan a abandonar la zona.

Raúl Villagrán es de Cherquenco, la localidad más cercana al Llaima. "Acá estamos un poco más tranquilos, pero con los ruidos igual uno se pone nervioso".

Pero Juan Lagos, propietario de un negocito, asegura desafiante: "Mire, yo vivo 40 años aquí y siempre ha sido lo mismo el Llaima. Respira fuerte por algún tiempo y después se calma. Ya no le hacemos ni caso. La gente viene por la novedad, pero peligro no creo que tengamos".

Miguel Carrillo