Bajón: Cafés con piernas del centro cuelgan el colaless

Treinta y tres años han pasado desde que los dueños del conocido Café Haití, ubicado en pleno centro de Santiago, tuvieron la ocurrencia de acortar los vestidos de sus trabajadoras e impulsar, sin saberlo, todo un modelo de negocios made in Chile que vivió sus mejores momentos a partir de 1994.

Se trata de los míticos cafés con piernas, boliches de luces bajas, música fuerte, vidrios polarizados y poquísima ropa, que día a día ofrecen un break a la rutina capitalina, pero que a 21 años de su fundación -que se asocia a la aparición del desaparecido y mítico Barón Rojo, en 1994- viven actualmente su momento más complicado.

Y claro, si en el año 2012 las autoridades cifraban en 191 el total de cafés ubicados en el casco histórico de la comuna de Santiago, hoy basta darse una vuelta por las principales galerías céntricas pa’ cachar que el “minuto feliz” pasó hace rato.

“Lo que pasa es que los cafés se quedaron estancados. Ofrecieron lo mismo durante años y lo único que aumentaron fueron los precios”, explica Manuel del Greco, un emprendedor del rubro que durante los años dorados tuvo varios cafés bajo su mano.

Otro factor que influyó fue la Ley Antipuchos, según cuentan las mismas chiquillas de los cafés. Con la prohibición de fumar en lugares cerrados, varias chimeneas con patas se alejaron de los locales. La mezcla de belleza, café y un cigarrito era intransable para la barra califa.

De visita por la clásica Diagonal 956, en el centro de Santiago, don Walter, su conserje hace 15 años, agrega que “si en este pasaje antes habían ocho cafés, hoy sólo va quedando uno. Durante los últimos dos meses la muni clausuró los otros dos que quedaban”.

Consultados por sus teorías respecto a los cierres, ambos parroquianos concuerdan en que el aumento en las fiscalizaciones y sus frecuencias terminó por matarle las pasiones a varios empresarios.

Opinión que comparte también la exuberante Maribel Barría, del Café Ikabarú, quien actualmente trabaja y dirige el único boliche vigente en la galería... “Yo creo que en algún momento se cruzó esa delgada línea entre sugerir y mostrar. Además, la mayoría de los cafés clausurados ofrecían harto más que café y con eso no tenían por dónde”, apuntó.

De hecho, en los últimos años no era extraño que, además del café, por tres luquitas al cliente le ofrecieran un “perreo intenso” en el local. Y por 10, 20 o 30 lucas, podía recibir algo más en un “privado”. Por eso las fiscalizaciones no se hicieron esperar y comenzó una ola de clausuras.

Café amargo

Consultados por la creciente desaparición de los boliches capitalinos y su posible injerencia en el proceso, en la muni de Santiago asumieron un considerable aumento en las fiscalizaciones, debido a un incremento de las quejas de vecinos.

“La actividad fiscalizadora ha sido muy intensa durante esta gestión, y eso se debe a que estos locales tienen una serie de externalidades negativas, tanto para los vecinos como para otros locatarios”, explicó Patricio Hidalgo, director de Inspección General de la muni de Santiago.

Consultado por la causa de los reclamos, el dire soltó que “en su mayoría la gente reclama por la inseguridad que producen estos locales, ya que cuando hay muchos en un mismo lugar, funcionan con porteros o captadores que se ponen afuera y pueden resultar molestos”.

Si bien en la casona de Plaza de Armas carecen de una cifra oficial de cafés con piernas vigentes, ya que no tienen manos suficientes para fiscalizar el uso de las distintas patentes utilizadas, entre café al paso, café con piernas, café espectáculo y café a secas, aceptan que durante la administración Tohá se ha “querido rascar donde pica”, y que el 2014 acabó con 20 clausuras, mientras el 2015 ya suma otras 4.

Reinvención

Cachando al vuelo que los cierres municipales de los locales se deben al incumplimiento de patentes;  que las causas policiales  de las clausuras apuntan a órdenes pendientes, y que las del ministerio de Salud a condiciones higiénicas, varios cafés con piernas han optado por una reinvención y mayor selectividad a la hora de atraer clientes.

Ikabarú, por ejemplo, colgó los colaless y le chantó a sus muchachas tenidas “más sugerentes”. A su vez, puso mesitas tipo cafetería, aumentó la luminosidad y se cuadró con ricas medialunas.

“Fue una apuesta que nos sirvió harto. Actualmente tenemos un muy buen flujo de clientes y los peak están a las horas de desayuno y salida de los trabajos”, explicó Maribel Barría.

La apuesta, que es similar a la de “Kakos”, otro boliche que es grito y plata en el centro, apunta a un cliente más de oficina, el que a su vez les deja más lucas. Otros, como los clásicos Haití y Caribe, instalaron mesitas y hasta estufas en la calle para atraer a los fumadores.

La otra cara de la moneda, en tanto, está perfectamente visible en lugares como 10 de Julio, Portugal, San Pablo y la Galería Cervantes, donde varios locales cambiaron las luces de xenón por un vistoso letrero blanco con la palabra “clausurado”.

Lo que queda claro es que existe una suerte de  mano dura que no se detendrá hasta despolarizar los vidrios y bajar los decibeles con el punchi punchi o la bachata. Ahora la decisión de que se vayan cortados definitivamente los cafés con napiers está en las manos de la clientela.

El Kapitall Coffe & Bar asoma como la apuesta más radical del centro: tragos, niñas lindas y guachones

Con poco más de una semana de funcionamiento en plena Plaza de Armas, el Kapitall Coffe & Bar Int. es presentado por sus cabecillas como una apuesta única en todita Latinoamérica, y todo gracias a que aparte de café y chicas lindas, el boliche también tiene lolos con buena pinta y una barra internacional ideal pa’l Happy Hour.

“El café con piernas no es negocio porque existe mucha fiscalización y cada vez es un negocio menos lucrativo. Acá en Kapitall cambiamos el minuto feliz por algo más glamoroso, como por ejemplo una barra internacional, chicas que hablan dos idiomas y un ambiente mixto”, explicó Manuel del Greco, quien pasó de la administración de cafés con piernas a este nuevo tipo de local.

Cristián Muñoz, el otro administrador, agregó que “si bien la autoridad ha sido súper insistente, nosotros nos preocupamos de cumplir con todas las normativas vigentes. Tenemos todos los tipos de patente, y eso nos permite ofrecerle mucho a nuestros clientes, y por un precio que parte en $1.500, igual que cualquier otro café”, chuteó.

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