Canazo para fonoaudiólogo abusete prueba que hay que oír a peques

Las vacaciones escolares del invierno del año 2007 serán dolorosamente inolvidables para los 71 padres y apoderados de la Escuela de Lenguaje "Los Montes", de Ovalle.
Fue durante ese período que tuvieron que afrontar una triste realidad: Entre abril y octubre de ese año el fonoaudiólogo Christian Araya Rivera (30), conocido por los pequeños como el "Tío Christian", había abusado de varios de sus hijos en la total impunidad amparado por el hecho que, debido a sus funciones, tenía un fácil acceso a su intimidad.
Gianni Stagno, fiscal adjunto de la capital de la Perla del Limarí, luego de acoger la denuncia de los padres indagó 19 casos de los cuales 11 llegaron hasta el Tribunal de Garantía tras pasar por el tamiz de una acuciosa investigación.
"No era posible desoír o dejar de lado el clamor de las víctimas", comentó Stagno, luego de examinar los resultados de las pericias que efectuaron los profesionales del Servicio Médico Legal (SMS), especialmente los indicios físicos de abuso sexual y síquico, corroborados por una sicóloga.
COLCHONETA
Los dramáticos relatos de las madres afectadas daban cuenta que a los niños "el tío los tocaba", "el tío los besaba" o que "les sacaba fotos desnudos sobre una colchoneta".
La primera evidencia de que algo raro ocurría entre los alumnos del fonoaudiólogo se obtuvo del relato de una de las mamis que comentó frente a otros apoderados que su hijo se estaba comportando como un mayor, con arranques típicos de un veterano en las lides del amor, de un "lacho".
"Empezó con cosas raras de tipo sexual (…) a tocarme el trasero y con actitudes que no son normales en un niño de tres años".
Al escuchar este testimonio, otras madres repararon en que también habían observado un comportamiento similar en sus propios retoños. Así, una de ellas confidenció que su hijo le había relatado que "que el tío le pegaba en el potito con una correa", y que "le metía algo...".
Otra de las mujeres se quedó helada de espanto cuando su hija, luego de besarla apasionadamente en la boca le dijo que deseaba que cuando grande tenía que ser su polola. Éste resultó ser un caso agravado ya que el fiscal Stagno logró demostrar que a la niña D.B.R., el imputado le introdujo un objeto en la vagina.
PROGENITORA COMPARTE ENSEÑANZA: "CUANDO UN NIÑO LLORA ES POR ALGO"
V.L., madre de una de las víctimas del fonoaudiólogo, antes de relatar a La Cuarta la odisea que vivió junto a su hijo de 4 años, insiste en que hay que parar las antenas cuando los peques comienzan a hacer berrinches para no ir al colegio.
"Lo más importante de todo es que los padres sepan que cuando un niño no quiere ir al colegio, llora y se desespera, es por algo", advierte por experiencia.
La mujer recibió las primeras señales, aunque nunca imaginó su carácter, cuando una profesora le dijo que tuvo que mudar a su hijo porque luego de estar con el fonoaudiólogo, se hizo pichí.
Tras este incidente, el pequeño le rogaba a su madre que no lo mandara a la escuela, lloraba y le rogaba que le dijera al "tío" Christian que estaba enfermo. Esta extraña petición la llevó a conversar con la profesora quien le dijo, como única explicación, que su hijo era un "alzado, un "malcriado" que "le teme al tío Christian porque éste le impone normas y lo ordena", recuerda la aún afligida madre.
Pero a la larga todas las piezas encajaron perfectamente en el puzzle cuando la tía Juanita, directora de la escuela llamó a padres y apoderados a una reunión de urgencia para comunicarles que Christian Araya Rivera era investigado por abusos.
"El colegio siempre intentó justificar los hechos. Siempre nos pidieron que hiciéramos la denuncia, pero que midiéramos nuestros pasos por el desprestigio que iba a caer sobre el establecimiento. Imagínese, igual presentamos la denuncia. Una de las madres, la señora Yennifer, fue clarita al justificar su decisión: Primero, mi hija, después el colegio", relata la progenitora.
GUARDABA EN SU COVACHA CALETA DE MATERIAL PORNO
Al finalizar el juicio, la jueza Eugenia Gorichón condenó al fonoaudiólogo a la pena de 17 años de presidio por ocho casos de abuso sexual continuo y a 13 años por abuso sexual agravado, sin derecho a beneficios.
La defensa anunció un recurso de nulidad a la Corte de Apelaciones de La Serena. Christian Araya Rivera se negó a colaborar con el Ministerio Público, representado por el fiscal Gianni Stagno (en la foto) y a someterse a pericias en el Servicio Médico Legal. Reconoció que mantenía pornografía adulta, entre 180 fotos y videos, en su computador.
J. Budrovich/ M. Vega
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