En un día negro de la violencia intrafamiliar, durante la tarde de ayer se produjo un segundo femicidio, el 33 en lo que va de 2008. Esta vez el escenario fue un domicilio de calle Francisca Riminni, en la población Germán Riesco de la comuna de San Joaquín.

Cerca de las 15 horas, Juan Carlos Encinas Espinoza (52) atacó a su esposa, María Angélica Urzúa Vergara (45), con un cuchillo. La brutal agresión le causó un profundo corte en el cuello a la víctima, quien murió degollada en el hogar que compartieron por años. El hombre habría actuado motivado por los celos.

Luego de asesinar a su mujer Encinas, quien se desempañaba como cartonero, se entregó a la policía. El sujeto dejó el cadáver de su señora en la casa, cerró la puerta con llave y se dirigió hasta la 50a Comisaría de San Joaquín, donde confesó el crimen con frialdad.

El cartonero quedó detenido por Carabineros y hoy será formalizado por el Ministerio Público por el delito de parricidio.

Como en la mayoría de los casos de violencia doméstica la fatal estocada que terminó con la vida de esta madre de cuatro hijos no fue un hecho aislado, sino que correspondió al trágico punto cúlmine de una historia de golpizas.

VIOLENTO

Los vecinos del matrimonio describieron al parricida como una persona sumamente violenta, que generalmente le aforraba a su pareja. Incluso en una oportunidad agredió a una señora del barrio. Sin embargo, luego de los habituales quiebres los esposos se reconciliaban y retomaban su tormentosa vida marital.

La víctima acudía desde 1999 al Centro de Atención y Prevención de Violencia Intrafamiliar de la comuna, pero cada cierto tiempo abandonaba la terapia y desistía de las denuncias contra su marido, quien le prometía de rodillas que cambiaría su detestable conducta. Encinas tenía desde el 26 de mayo una prohibición de ingresar al domicilio de su mujer, pero el lunes recién pasado, tras una nueva reconciliación, María lo acogió una vez más en su hogar, pero lo pagó con su vida.