Chinito que pela el ajo jura que aliento de dragón es enyesador

Peter Li (34) quiere hacer que todos los chilenos sean anguillas para el ajo.
El chinito es director de la compañía de ojos rasgados Heng Feng y vino a Chile especialmente para la Expo China 2008 inaugurada ayer en la Estación Mapocho. Aunque sabe que en nuestro terruño se pela el ajo y se acompaña en el rico pebre cuchareado, el amarillo jura de abdomen y sobre una tachela afilada que el ajo chino "es mejol y más balato".
"Mire estamos certificados en Europa. Nuestros productos son de excelente calidad. Esto no es un cuento chino", aseguró según nuestra traducción. Además señaló que también quieren traer pomelos, papas y zanahorias a Chilito, como aquí no se dieran.
- ¿Y a quién le quiere vender la pomada?
- A grandes proveedores y a los restaurantes chinos. Sé que acá en Chile les gusta mucho nuestra comida.
-¿Pero es tan bueno el ajo?
- Por supuesto.
- ¿Se atreve a comérselo crudo?
- ¡Claro, si es súper liiiico!
- ¿Y no le importa quedar pasado a ajo? ¿Acá en Chile hubo un atado en un sauna por el olor?
- Es que en China estamos acostumbrados. Yo sé que acá no les gusta andar pasado a ajo, pero tengo un secreto chino.
- ¿Cuál es el secreto, mi querido y oriental amigo?
- En China tomamos hierbas. Acá podrían probar con té luego de comer ajo. Celo ploblema.
- En Chile se dice que es "bueno el ajo para el carajo ¿Es como un viagra natural?
- Jejejeje. ¡Ah por supuesto! Es un potenciador sexual ( Cuenta mientras para el dedo índice, entre risas).
MUESTRA
Con la presencia del subse del Interior, Felipe Harboe, y el presi de la Asociación de Bancos, Hernán Somerville, se inició la tercera versión de la Expo China en Chilito.
La feria de ojos rasgados espera más que las 16 mil vistas que tuvo el año pasado, donde se generaron negocios por 58 millones de palos verdes. En el corte de cinta también estuvo presente la embajadora de China en Chile, Liu Yuqin. La honorable trabajó como chinita para que la muestra tenga tanto éxito como el calendario viejujo.
La gallada chilensis quedó boquiabierta con las motos para bolsillos delgados, los celulares con tele y los calentadores de agua con energía solar.
También quedaaron felices con las traductoras del lejano oriente.
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