El copucheo malintencionado que, de oreja en oreja, tomó forma de mito urbano, tiene a Guillermo Gil y su familia al borde de la ruina.

"Que los cachupines, cuando pasaban frente a su amasandería aullaban de pena; que los gatos se reunían todas las noches sobre el techo del negocio para celebrar. Las evidencias eran claras, las Empanadas Gil estaban rellenas con carne de perro".

Ni qué hablar de los huevos duros y las aceitunas, porque el honesto comerciante de Osorno las había excluido del relleno para hacer más competitivos sus sabrosos pequenes.

Guillermo comenzó hace 20 años vendiendo sus sabrosas empanadas de horno en un carro en las afueras de la Terminal de Buses hasta que logró montar una microempresa familiar. Todo marchó bien hasta que comenzó el rumor: Su producción ladraba.

Al principio Gil no le dio importancia a la talla, que por demás es reiterativa desde los tiempos de la Colonia a lo largo del país, pero comenzó a preocuparse seriamente cuando su clientela comenzó a menguar.

De mil 400 empanadas diarias su produción bajó tanto que tuvo que despedir parte de su personal.

La debacle sobrevino a pesar de que la empaná Gil se vende a sólo 250 pesos, el precio más bajo del mercado del único alimento que repite automáticamente.

Don Guillermo sale hoy a vender sus empanadas a comunas cercanas a la ciudad de Osorno, pues asegura que en la ciudad que lo vio crecer como empresario ya nadie compra su producción, a pesar de que jamás ha tenido problemas con la autoridad sanitaria y que puede mostrar a cualquier miembro de la Sociedad Protectora de Animales o a los socios del Chilpoa (Asociación Chilena del Perro Ovejero Alemán), las facturas de la carne que compra en un conocido supermercado de la zona.

Así espera reposicionar su producto, aunque el chisme ya llegó hasta Puerto Montt, donde lo apedrearon y trataron de sinvergüenza. "Yo amo a los perros. Jamás los cocinaría en una empanada ni en nada", asegura el atribulado empresario.

La Cuarta, que ha degustado el manjar y siempre se ha jugado por los leales y sabrosos cachupines, llama a apoyar a don Guillermo. ¡Arf!

T. Aguilar/M.Vega