Ya nada es igual. No exagero. Nuestra cultura cambió y va camino a una transformación sin retorno. Para los amantes de la tecnología y todo lo que trae la era actual, de seguro, deben estar familiarizados con la era Netflix.

Fines de semana enteros traspasando el límite de la cordura consumiendo entre una o dos temporadas en una misma noche (Eso sucede porque las nuevas apuestas giran en torno a temporadas de pocos capítulos pero de larga duración).

Los nativos digitales, además de los jóvenes y adultos preferirán hoy, y en los años venideros, incorporar en sus vidas nuevos y buenos servicios que funcionen en la red. El cambio cultural en el giro del entretenimiento demuestra que en la actualidad es más importante el servicio digital que, incluso, los productos físicos.

Es por eso que las empresas han hecho grandes inversiones en sus sistemas tanto de web como de interfaz. Sin ir más lejos, las consolas de videojuego, smartphones y aplicaciones deben saber subsistir en la nube.

En ese sentido, la última novedad que trae Netflix es el sistema "Off Line" que no es otra cosa que el funcionamiento de la plataforma sin conexión a internet. El gigante de streaming, como ya nos tiene acostumbrados, prepara un cambio no menor.

Netflix ofrecerá a sus suscriptores la posibilidad de descargar las series para que éstas sean transportadas a cualquier lugar sin necesidad de poseer internet.

Según lo que consignan algunas fuentes al interior de la compañía, Netflix estaría trabajando un sistema similar al que ya usan aplicaciones como Apple Music y Spotify Premium.

Sin embargo, la pregunta cae de cajón ¿Por qué realizar este cambio cuando todo apunta a que lo importante es que el servicio digital funcione con internet? La verdad es que lo que diré es sólo una teoría.

Lo ocurrido el viernes pasado en Estados Unidos (caída del sistema de plataformas como Twitter, Spotfy y Netflix) demuestra que aún los servidores son vulnerable a los ataques de los virus.

Esto pone de manifiesto que pese a lo modernos que somos el cambio cultural, que implica la transición de lo físico a lo digital, al menos deberá esperar un poco más. ¿El problema? Los constantes ataques cibernéticos y el colapso de los servidores demuestran que aún las descargas reinan sobre la conexión en red.