La delincuencia, un mal que encarcela

Hasta cuándo los chilenos viviremos condenados al miedo de convivir con los asaltantes? Ellos están libres, nosotros atrapados. El terror de ser víctimas nos consume y encierra en las casas. ¿Cómo parar la delincuencia?

Más allá de utilizarse como slogan por la mayoría de los candidatos y partidos, sean del color que sean, la solución a este grave problema aún no se encuentra, y esto cansa a cualquiera. Por lo menos, a los chilenos, el tema y la falta de medidas nos tiene hastiados.

La consultadora privada Cadem dijo hace meses, al finalizar un estudio, que el 67% está bastante preocupado por ser víctima de un delito. Quizás, en las propuestas de solución que hacen los propios compatriotas, está la invitación a estudiar una reforma procesal que haga leyes y penas más duras.

En lo personal, y estando de acuerdo con lo anteriormente planteado, es de suma importancia seguir haciendo los operativos preventivos especiales -sin distinción del nivel económico ni del color de piel-, que alguna vez fue diseñado por el Gobierno y que ejecutó con pleno éxito Carabineros.

Recuerdo eso sí, que la medida generó mucha polémica. Se habló, a mi juicio, erróneamente, de estigmatizar a los más pobres; y siento objetivamente, no fue así. Y si lo hubiera sido, se podría haber perfeccionado el accionar para que ello no ocurriera. Lamentablemente, se habló además de que fue una medida con fines comunicacionales, terminando por derrocar una idea efectiva.

Al hablar de delincuencia, el portonazo es uno de los delitos que más preocupan a la ciudadanía y autoridades, por el nivel de violencia que pueden llegar a ocupar los delincuentes para ejecutar este ilícito. Sé que los últimos gobiernos, y todos en realidad, han tenido como preocupación principal el "cómo" combatir la delincuencia y ser más eficiente en la seguridad ciudadana, pero lamentablemente, y pese a los esfuerzos, han perdido la batalla.

Respecto a impulsar una nueva ley de Reforma Procesal donde se endurezcan las penas, la efectividad es relativa. Se pueden tener condenas eternas o penas del infierno, pero no sirve de nada si no se evitan estos robos o no se atrapa a los delincuentes, porque no habrá a quién juzgar.

Creo que todo lo que se haga por ir apagando la llama de inseguridad evitará incendios mayores, y eso, ya es un avance para dejar en libertad nuestros miedos.

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