Confesiones de una separada: Danza árabe

¡Clara del Río! te volviste a quedar dormida en el sillón. Así me despertó mi hijo -el de 18 años-, cuando regresaba de un carrete.

No podía creerlo, todo había sido un sueño, uno de esos "vívidos". En mi cabecita había estado unos días en la playa con un ex pololo; un romance intenso como el de "Antes del amanecer", la película que a mediados de los 90 cautivó a todas las veinteañeras: el guapo Ethan Hawke -ex marido de Uma Thurman- conoce a una francesa, Julie Delpy, en un tren con destino a Viena. Para creer en el amor es bueno volver a verla.

Ahí estaba, una vez más sola. A veces trato de imitar, sin éxito, a mis amigas que, una vez separadas, se reciclan en el mercado como quien se cambia de vestido -aunque en mi caso tardo más de dos horas en escoger la ropa con la que saldré a la calle ¡¡¡Un ritual que se repite todos los días!!!

Por eso decidí volver a la página de las sonrisas, esa que te muestra el perfil de potenciales parejas.

Me encontré con uno de 46, se veía interesante y me había enviado una sonrisa. Le gustaba viajar, el teatro y que lo sorprendieran, algo en común, pero su tiempo libre lo dedicaba a nadar, trotar o ir a una cancha de tenis… mientras que mi día ideal es echarme en mi sillón azul -el mismo donde me había quedado dormida-, ver una serie en Netflix, acompañada de un carménère... por mucho que mis hijos digan que así no conoceré nunca a alguien.

Le respondí la sonrisa. Hasta ahora no conocía su nombre, porque se hacía llamar "Sócrates", un poco pretencioso. Después de un par de preguntas y respuestas, puso: "Al parecer tenemos temas comunes. Te dejo mi WhatsApp para seguir en contacto: Salomón".

Siempre he pensado que los nombres marcan a las personas. Cuando conozco a alguien casi siempre me dice "no te imaginaba así". Es que "Clarita" da la impresión de alguien chiquita, de voz suave y ordenada, algo así como clara de mente. Todo lo contrario a mi espíritu, sólo soy baja, pero no chiquita -Venus fue amable y es mi amiga. Grabé su número como "Salomón con S", le escribí, pasado la medianoche: "Hola mister S" -que me perdonen los que se llaman como el rey biblíco, pero el nombre no me gusta. A las 6 de la mañana leía: "Hola, una flor (ese emoticon). Que tengas un buen día".

Como me suele pasar me demoro en contestar, no soy muy amiga de los wp, prefiero llamar a las personas o en este caso, responder con audio. Usar los dedos en el teclado del teléfono me agota.

Conversamos bastante -él escribía, yo audios. Todos los días recibía el mismo mensaje y la flor roja. A medida que hablábamos, más sentía que no había nada en común. Se lo comenté, respondió -ya dije que era pretencioso-, "más de algo, ya verás mis encantos". Respuesta: "mi único encanto es la danza árabe"... Bloqueado en el minuto.

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