La Corte de Apelaciones de Antofagasta confirmó la condena a presidio perpetuo calificado (mínimo de 40 años a la sombra) para Daniel Marcelo Rojas Pool (47), por el asesinato de la estudiante de Enfermería Cecilia Julio Bolados, en el 2010.

El tribunal de alzada rechazó el recurso de nulidad interpuesto por la defensa del inculpado, que argumentaba que el juez de Garantía no habría analizado en extenso las declaraciones de algunos testigos que favorecían a Rojas Pool.

CRIMEN

Los terribles hechos investigados ocurrieron el 27 de noviembre de 2010, cuando la joven de 21 años fue a estudiar a la casa de una compañera, en Avenida Angamos, cerca del hogar universitario donde residía.

De acuerdo a la investigación, al retirarse a su domicilio, cerca de las 23 horas, al pasar frente a la empresa Audiocar, fue interceptada por Rojas, quien la llevó a un garaje y la mantuvo secuestrada por al menos 5 horas.

Como la víctima se resistió al rapto, el hombre la agredió con golpes en su cuerpo y cabeza, para posteriormente amordazarla, lo que le provocó la muerte por asfixia.

El cuerpo de la muchacha fue localizado en el desierto, en el camino que une la ruta 5 con Mejillones el 24 de diciembre de ese mismo año.

Luego de un juicio que llevó varias semanas, los magistrados concluyeron que "quedó de manifiesto y de forma elocuente el alto grado de perversidad, menosprecio y desdén por la vida humana de que se tiñó todo el suceso y que también luego, el acusado, de una manera reprobable y sin arrepentimiento alguno e incluso, con indiferencia respecto del daño y dolor producido, pretendió mediante ardides justificar y ocultar su proceder".

El Ministerio Público sostuvo que la sentencia del Tribunal Oral en lo Penal, en su momento, se hizo cargo también de la demanda civil interpuesta por la familia, disponiendo que el condenado pague a los padres de la joven la suma de 250 millones de pesos a cada uno.

Rojas nació en Calama, donde vivió hasta cerca de los 13 años. Fue criado y adoptado legalmente por sus abuelos

Rojas tenía antecedentes por abuso sexual y robo, y había salido de la cárcel tres semanas antes del brutal crimen.