Conmovedoras historias de las viudas de los mártires de Carabineros

Desde que en 1927 Carabineros tuvo su primer caído, Guillermo Aguilera Pastene, exactamente 1.162 funcionarios han muerto en el cumplimiento de su deber. El último fue el subteniente Daniel Silva, quien falleció tras ser baleado en la cabeza por un delincuente, hace sólo unos días.
Los crímenes donde mueren funcionarios policiales provocan conmoción y tristesa en la población civil, pero el dolor de las viudas de Carabineros es permanente. La institución, en tanto, entrega herramientas para que la familia del abatido cumpla sus objetivos aunque él ya no esté.
Las indemnizaciones, una pensión, prestaciones de salud y becas de estudios están destinadas a ello. Sin embargo, la ausencia no la suple nada, sobre todo porque los detalles de sus violentas muertes renacen cada vez que un policía se convierte en mártir.
"Cada vez que un Carabinero muere, volvemos a llorar"
Jessica Gaete es viuda del cabo Carlos Cuevas, quien murió tras recibir una bala en el cuello el año 2007, en Quilicura. La más pequeña de sus niñas tenía once meses y la mayor 9 años.
"Mi marido estaba trabajando cuando sentí un dolor agudo en el lado izquierdo del cuerpo, creí que tenía un pre infarto y decidí llamarlo para que se viniera. Me sentí mal un buen rato hasta que decidí pararme... sólo para ver con horror el rostro de Carlos en las noticias. Estaba muerto", recordó.
Los meses siguientes fueron durísimos, relata Jessica. "Nos apoyaron sicólogos y siquiatras hasta que nos pudimos parar; sin embargo, cada vez que un carabinero muere, mis niñas y yo nos replegamos y volvemos a llorar", explica.
"Sabemos que él no morirá mientras lo recordemos. La más pequeña de mis hijas se ofreció para disertar en el día del Carabinero en su colegio, se puso el gorro y unas piochas y le contó a sus compañeritos que a su padre era un héroe", manifestó la viuda de Cuevas.
La mayor quiere ser neurocirujano para salvar a los colegas de su papá y hoy tiene todas las posibilidades de hacerlo. "Pese a todo esto y a que tengo asegurado mi bienestar y el de las niñitas, si me preguntas si renunciaría a todo por tenerlo de vuelta, te diría que sí", agregó.
"El general Bernales quería que nos volviéramos a casar"
La mujer de un carabinero queda "casada" con la institución. Esta la protege con una pensión cuyo monto se asimila a dos grados por sobre lo que tenía el funcionario al morir y la indemnización que hay de por medio usualmente es destinada a la compra de una casa.
Los estudios de los niños los cubre la fundación Paz y Familia, que preside el alto mando, y que recibe aporte de particulares. El único requisito es pasar de curso. La salud cubre a la viuda toda la vida y a sus hijos hasta que cumplan 18 y 24 si están estudiando.
Paola Riveros es la viuda del cabo Luis Moyano, quien fue asesinado en pleno centro de Santiago en el 2007. Cuenta que se quedó con cuatro niños y que el mundo se le desplomó en un minuto.
Hoy tiene dos niños en el colegio, uno en la enseñanza media y el más grande en la universidad. No tiene planes de casarse, si lo hace, pierde de inmediato la seguridad que le proporciona la institución a ella y sus niños.
"El general Bernales quería que nos volviéramos a casar, sabía que la mayoría de nosotras quedábamos viudas muy jóvenes y con más de un niño. Por eso nos prometió que trataría de cambiar esto aunque sabemos que es una ley para todos igual. No alcanzó a cumplir su promesa, pues él mismo partió en forma prematura", explicó Paola.
La larga agonía los hizo más fuerte
Verónica Mella es la viuda del cabo segundo Jorge Abarca Barrios. Ella no sólo debió sufrir la pérdida de su compañero, sino también una larga agonía que lo mantuvo conectado a un ventilador mecánico durante un año.
En el 2006 recibió una bala en el rostro que le entró por la boca y le destruyó dos vértebras cervicales, lo que le provocó una tetraplejía irreversible.
El motorista dejó tres niños de 4, 5 y 13 años . El mayor hoy tiene 20 años y estudia derecho en la Universidad Diego Portales. "Su padre estaría orgulloso", revela Verónica. Como otras viudas, agradece infinitamente que la partida de su marido no significara que los sueños de sus hijos quedaran truncados.
Según detalla, el tema no funciona igual cuando el funcionario de carabineros que muere es la madre. "Los beneficios son para los niños y quien los administra es el padre. La pensión es de alrededor del 75% del grado que le correspondía a su mujer, las viudas recibimos el 100%".
Es más, cuando la pensión de la madre proviene del padre, ésta puede ser heredada en un porcentaje menor a la hija soltera de por vida. "Eso sí esto se aplica a la familia de todo uniformado, haya o no muerto en servicio", aclaró la viuda del cabo Abarca.
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