Las autoridades rusas, en tanto, advirtieron que se tratan de concentraciones “ilegales” y que la policía tomará “todas las medidas necesarias para garantizar el orden público”.
Han pasado unas cuantas horas desde que comenzó la operación militar en Ucrania, y aun cuando existió una serie de advertencias por parte de las autoridades, cientos de rusos se volcaron a las calles para protestar en contra de la decisión que tomó el gobierno de Vladimir Putin.
En concreto, según comunicó la ONG especializada OVD-Info, tan sólo en estas primeras 24 horas más de 1.700 personas que llegaron a manifestarse fueron detenidas por la policía local.
Mediante las redes sociales, desde temprano el llamado era a protestar en distintos puntos de Moscú y San Petersburgo. En la capital rusa, por ejemplo, más de mil personas se congregaron en la plaza Pushkin. Los uniformados no tardaron en responder, desplegando un gran cordón para retenerlos.
De acuerdo a la información que ofreció la ONG, más de la mitad de las detenciones se concretaron precisamente en Moscú. Una de las apresadas fue la activista de la oposición, Marina Litvinovich.
Frente a lo ocurrido, el llamado del gobierno ruso fue contundente: tanto el Ministerio del Interior como la Fiscalía y el Comité de Investigación de Rusia advirtieron a los ciudadanos de su país que no debían oponerse al despliegue militar que decidió el mandatario.
El Comité de Investigación, en ese sentido, explicó que los que participen en estas concentraciones o se enfrenten a la policía, arriesgan un proceso judicial.
En tanto, el Ministerio del Interior ruso sindicó las protestas como “ilegales”, de modo que las fuerzas de seguridad pueden tomar “todas las medidas necesarias para garantizar el orden público”.
“Cualquier provocación, agresión a las autoridades, incumplimiento de sus requisitos legales será inmediatamente reprimida. Los autores serán detenidos y llevados ante la Justicia”, sostuvieron.