"Me metieron la cabeza al basurero": el crudo relato de joven que vivió 15 años en el Sename

Foto: Contigo en la mañana
Foto: Contigo en la mañana

Belén Medel se refirió al "informe oculto del Sename" revelado por el matinal de CHV y aseguró que "cuando chica escribía con las dos manos, porque yo decía: 'bueno, si se me rompe un brazo nadie me va a ayudar'".

A través de un reportaje, el matinal Contigo en la mañana dio a conocer "el informe oculto del Sename" y que confirmaría una "grave y sistemática violación a los DDHH de los niños" que residen en estos centros.

Sobre el documento, el periodista Stjepan Tarbuskovic detalló que "hasta el año 2018, cerca del 50 por ciento de los niños del Sename ha sido víctima de algún tipo de abuso sexual o violación. Estas conductas se han normalizado. Un informe que el Gobierno, la Fiscalía e incluso el Poder Judicial habrían intentado eliminar".

Y si bien el comunicador aclaró que, en el pasado, el informe se conoció en parte, este años "se acaba el Sename, se pone en marcha un nuevo sistema, pero va a seguir trabajando con el mismo 98 por ciento de centros administrados por privados que están denunciados en este informe".

Consultada sobre esta situación, la defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, confirmó que "se han violado grave y sistemáticamente los derechos humanos de estos NNA por más de 30 años".

Impactante relato

En entrevista con el matinal, Belén Medel, joven quien vivió durante 15 años en un centro del Sename, contó que "aquí hay intereses económicos. El 98 por ciento de las OCAS (Convenios Organismos Colaboradores Sename) son privadas y muchas de esas OCAS pertenecen a gente de terno y corbata, entonces no quieren perder su dinero".

"En uno de los hogares en los que yo estaba y que eran de una OCAS y era un hogar de fundación de religiosas, una de las religiosas tenía anotadas a 30 niñas, cuando solo éramos 11 o 12. Entonces recibía una subvención de 30 niños, cuando solo éramos 12. Había mucho dinero de por medio y yo nunca lo vi", afirmó.

En la misma línea, recordó que "a mí me daban una toallita higiénica diaria cuando yo estaba en mi período. Y si yo quería más, las religiosas me decían que yo tenía que trabajar para conseguir esta toallita higiénica. Y así pasaba con los cuadernos, con los implementos del colegio".

"Hay violaciones sistemáticas, psicológicas, físicas y trabajo infantil", confirmó.

En relación al futuro del Sename, sostuvo que "no se trata de hacer hogares con más recursos y dineros. Para mí, una solución efectiva y real, sería que minimicen los niños institucionalizados a través de la adopción, de las familias de acogidas, de apoderados o padrinos que puedan sacar a los NNA de estos centros".

"Falta mucho amor, hablan de dinero, de colegio, de educación, de salud, pero no existe la palabra amor en el vocabulario. El sistema no entrega amor", cerró.

Vida personal

En un fuerte relato, Belén develó que "nosotros somos 15 hermanos, 11 estuvimos en hogares de menores, 4 estuvieron en cárceles. Entonces es el sistema el malo (...) no sirve de nada hacer otra institución, lo que sirve es copiar los modelos de países desarrollados".

"Siempre tuve mucho miedo. Cuando chica yo escribía con las dos manos, porque yo decía 'bueno, si se me rompe un brazo nadie me va a ayudar', entonces decía 'si me pasa algo, yo debo saber ser yo misma'. Cuando me pasaba algo grave, yo tenía que esconderlo. No podía comentar lo que me pasaba porque uno no podía demostrar debilidad ante el resto", complementó.

Además, rememoró que "yo a las 6 años ya veía compañeros que querían suicidarse, ya sabía que había maldad en los adultos. Mi inocencia no existió".

"La mayoría de los golpes que yo recibí no fueron de mis pares, sino que por parte de las religiosas que eran muy agresivas. Cada vez que me pasaba algo con ellas, mis hermanas las encaraban y de repente mis hermanas recibían los golpes por defenderme a mí", añadió.

En uno de los momento más crudos de su relato, Belén aseguró que "una vez, por ejemplo, me metieron la cabeza al basurero por decirle un garabato a una religiosa. Mi hermana mayor me defendió y le propinaron muchos golpes".

"El 98% de mis compañeros tenía algún familiar que los iba a visitar, pero mis hermanas y yo no teníamos a nadie. Entonces nos vulneraban mucho más porque no teníamos a quién contarles", concluyó.

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