Crónica

"Cuchuflíes cabezones" dejan viendo doble con relleno de whiscacho y bailey's

Cristián Feliú (41) lleva 12 años innovando en el noble arte del cuchuflí.

Junto a su familia empezó con un pequeño boliche y una máquina de relleno, pero apenas inauguró quiso darle un giro a su negocio: Dejar de lado el manjar para chantar en el centro los más ricos licores y vender "cuchuflíes cabezones".

Su idea prendió como carbón de espino entre turistas, guatones golosos y curagüillas que necesitaban fondear la petaca en la pega.

La masa trae en su interior sabores tan exóticos como whisky, amareto, bailey's, manjar-lúcuma, y chocolate para los más pitufines.

El resultado es una mezcla de texturas suaves que hacen que el comensal se vaya por lo dulcecito y no se dé ni cuenta cuando está con los cachetes colorados y la lengua media traposa.

GALARDÓN

Hace menos de un mes Cristián decidió pegarse el piquero y participar en un cototo concurso de microempresarios gastronómicos, organizado por supermercados Líder y el Indap.

El premio era llenar las góndolas de un hipermercado y de paso, aumentar de un zuácate la clientela.

Cuento corto: Les sacó la ñoña a más de 40 emprendedores con su producto estrella y ahora le faltan manos psra rellenar tantos cuchuflíes: Les vende a más de 5 mil clientes.

Pero Feliú quiere llegar más lejos. En su cocina tiene a su esposa y toda la prole llenando el cono hueco y ya piensa abrir sus alas para emigrar a otros mercados, tal como hace algunos años lo hiciera el "Conejo" con el maní confitado.

"Hace poco nos lanzamos a otro concurso y ganamos tres millones de pesos para agrandar el negocio. Después de esto no nos parará nadie", asegura el hombrón, quien ya sueña con que su empresa "Bumbo" sea conocida a nivel mundial.

- Suelte el secreto, pues.

- Lo primero que se hace es rellenar el cuchuflí de punta a punta. Luego viene el proceso de bañado, donde le agregamos una cobertura derretida y se va dejando en el mesón, para terminar con el licor.

-  Le doy una idea: Cuchuflí relleno de maní salado.

- No me tinca mucho, pero gracias. Podemos hacer el cono de un mayor diámetro o más largo y tenemos un proyecto para hacer productos con helado y bañados en chocolate, pero lo tiraremos durante el verano.

- ¿Usted cree que se venderían en el extranjero?

- Por supuesto. Los turistas les hacen chupete porque esta idea existe sólo en nuestro país. Imagínese que me piden que les mande por correo, porque en Europa el manjar es casi desconocido.

- Le pongo 100 lucas para abrir una sucursal en Nueva York.

- No damos abasto con los del supermercado, pero en un futuro podría ser. Logramos mucho en poco tiempo y no quiero saltar tan alto, porque me podría pegar el manso porrazo.

- ¿Me podría curar si me como una docena?

- Imposible, porque le ponemos sólo un toque de licor y esencia. No se curaría ni con veinte.

- ¿Cómo le pondría al cuchuflí para venderlo afuera?

- Fácil. Lo llamaría "Cuchufly". Así le dicen los gringos que van al local.

Francisco Bonifaz

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