SANTIAGO.- Vacaciones de invierno. Sinónimo de que los brocas choquis pasan más tiempo en casa. Los padres, o quienes están al cuidado de ellos por lo general realizan otras labores mientras los más pequeños hacen las suyas.

Los peques son curiosos y siempre andan buscando que "diablura" hacer para matar el aburrimiento: meterse en los roperos, jugar con el perro o simplemente hacer tortas de barro. Sin embargo, y en esa búsqueda de conocimiento, lo más complicado es que los chicocos encuentren el botiquín o la despensa con el cloro y otros implementos de limpieza.

La enfermera del centro de Formación Técnica ENAC, Michelle Matthey dijo que lo principal es que en casas donde vivan niños los productos peligrosos estén fuera de su alcance. No vaya a ser que en caso de descuido el menor ingiera algo tóxico.

La caperuza explicó que el grupo más expuesto es aquel que se encuentra entre el año y los cuatro años de edad. Y el tema no es menor, pues, según asegura, las intoxicaciones representan entre el 4 y el 7% de las consultas pediátricas, y de estos casos el 7% termina en hospitalización.

Matthey pitó que la mayoría de las veces se trata de productos que ingresan al cuerpo por la vía digestiva, y de éstos la mitad de los casos se trata de medicamentos. También la ingesta de productos de aseo o pesticidas. Por eso la profesional recalca: "No dejar productos peligrosos al alcance de los niños y tampoco sacar de su envase original, para evitar confusiones".

Saber qué hacer

La señal más clara de que su péndex ha tomado medicamentos u otro elemento tóxico es pillándolos chanchito con el producto en las manos. Sin embargo, si no existe esa posibilidad, lo que se debe hacer en ese momento es estar atento a los síntomas posteriores como alteraciones de conciencia, somnolencia o agitación, dependiendo del medicamento que el menor haya tragado.

Por otro lado, tomar atención a los llantos, pues siempre que un niño bebe algún producto de aseo llora por el mal sabor que tiene.

En ese momento, siempre hay que asistir a un centro asistencial. "La sola sospecha de que el niño esté intoxicado es suficiente para ir a la urgencia", señaló Matthey.

Esto, porque a diferencia de otras situaciones, desde la casa es poco y nada lo que se puede hacer para ayudar. "Lo más importante en una intoxicación es la respiración. Cuando uno se duerme la respiración se hace más lenta y en estos casos el pequeño incluso puede dejar de respirar. Por eso, que esté despierto y respirando es lo más importante", explicó.

Por otra parte, también se debe trasladar al menor sentado, porque la intoxicación puede producir vómitos, y con eso se evita que se atragante con él. Asimismo, hay que mantener la vía aérea protegida para que el organismo no absorba el producto induciendo el vómito.

"Cuando la intoxicación se produce con productos volátiles como el cloro o la parafina, por ejemplo, no es tan dañino por sí mismo. Lo peor es el 'vapor' que se produce al vomitar, pues aspirar eso sí que es peligroso".

Finalmente, sirve mucho para el tratamiento que quien lleve al menor al centro de urgencia  también "lleve una muestra del producto que consumió y una del vómito; eso servirá al doctor a diagnosticar y a planificar el procedimiento", concluyó la caperuza.