Las posturas entre los involucrados en el ardiente carrete de Quirihue son variadas. Algunos opinan que las damas son muy rellenitas, otros creen que los machos tiene poco ritmo, pero todos defienden a los militares que participaron.

En la ciudad de la furia donde se celebró la fiesta están en pie de guerra en contra de las autoridades que buscan sanciones para los uniformados buenos para mover el fusil.

"Habíamos organizado concursos como reventar globos, la cuchara con el huevo y de un momento a otro salió la competencia del caño. Los militares no tenían nada que ver en eso, ninguno de ellos quería participar. De tanta insistencia aceptaron, pero jamás pensamos que iban a publicar eso en internet. Es lamentable, porque los militares se van a llevar la peor parte. El suboficial y el teniente fueron excelentes jefes, muy respetuosos y con una conducta intachable", dijo Evelyn, quien también participó del brillo.

"Los funcionarios del regimiento no tienen nada que ver con lo que pasó. Lo que muestra el video es algo que salió espontáneamente, no estaba programado. Los militares se portaron tan bien con nosotros durante todos los meses de trabajo que sería terrible si les pasara algo malo", exclamó Verónica Torres.

"Fue una actividad que nosotros organizamos e invitamos a los militares, sin mala intención. Ellos fueron excelentes jefes y queríamos agradecerles. Esta persona que subió el video fue mal intencionada porque lo que vivimos ahí fue algo privado", comentó Wilson Torres, uno de los organizadores de la fiesta.

"Creo que es muy feo lo que pasa. ¡Pueblo chico infierno grande y esto nos perjudica! Es inmadura la persona que subió el video, muy malintencionada. Yo no participé en el baile, pero creo que eso debería haber quedado entre cuatro paredes", contó Gertrudis.

La intendenta fue una de las autoridades que manifestó su enojo. Jacqueline van Rysselberghe considera que "lo grave de todo esto es que era una celebración institucional. En ese contexto me parece que sobrepasaron absolutamente los límites".

El seremi del Trabajo del Biobío, Alejandro Reyes, le pidió al Ejército un sumario por el numerito. "Los soldados deben no sólo parecerlo, sino que también deben honrar el uniforme que visten. No estaban de franco, ellos estaban vistiendo su uniforme, por lo tanto este hecho es de la mayor gravedad", acusó muy enojado.

También se choreó el general de la III División del Ejército, Eleuterio Ramírez. "Fue una conducta absolutamente reprochable. Se está sustanciando una investigación y lo que arroje ésta servirá como una resolución que de acuerdo a sus características se tomarán las medidas correspondientes", informó.

El Cuerpo Militar del Trabajo  entregó un comunicado.

Dice que "el comportamiento del personal militar de la Institución, cuando viste uniforme, está regulado por el Reglamento de Disciplina...".

"En el evento que se vulneren estas normas, los responsables son sujetos de medidas disciplinarias, las que son aplicadas por los mandos respectivos...".

Termina con: "En el caso particular del asado... en que aparece un soldado participando en una competencia de baile con trabajadoras locales, la Jefatura del Cuerpo Militar del Trabajo ha dispuesto a los mandos respectivos analizar los antecedentes y adoptar las medidas disciplinarias que correspondan".