Daniel Jadue y su apuesta por un "Sename popular"

Convencido de que las condiciones materiales de la existencia determinan la forma de comprender la realidad, el alcalde de Recoleta enfrenta los desafíos que lo tienen como favorito de su comunidad tras materializar una serie de iniciativas, que van desde las farmacias, pasando por bibliotecas, ópticas e inmobiliaria, todos con el adjetivo "popular". Daniel Jadue Jadue, arquitecto y sociólogo, "hijo y nieto de palestinos cristianos de Beit Jala", no esconde que lo suyo no es novedad y reconoce que se nutrió de ideas de aquí y allá, como el llamado "Sename popular".

- ¿Qué es esto?

- No es una propuesta nueva. Los municipios son colaboradores del Servicio Nacional de Menores desde hace mucho tiempo. Hay experiencias muy exitosas de hogares que están en manos populares, el más reconocido es del alcalde de Los Muermos, de la UDI, que tiene uno de los mejores hogares de Chile. Pero la idea central la lanzo porque debieran ser todos iguales, vamos a tener una residencia piloto en que los niños tendrán a su disposición la red de apoyo municipal: 19 ramas deportivas, 29 bibliotecas públicas, consultorios, salud en el barrio, estadio, canchas de tenis, piscina temperada... mucho más que en un hogar dónde se come y se duerme.

- ¿De dónde tomó el modelo de lo popular?

- La idea nace de Luis Emilio Recabarren, como una propuesta a la Constitución de 1925, quien siempre hablaba de que las municipalidades tenían una importancia estratégica en el desarrollo de la política porque estaban más cerca de la gente y, por lo tanto, cambiar la vida de las personas para mejor. Y que en un modelo tan injusto y abusivo como el que tenemos, las municipalidades debían abocarse fundamentalmente a facilitar y abaratar la vida de las personas. Él hablaba de construir viviendas para los trabajadores, de facilitar la compra de medicamentos y de todo aquello que los vecinos necesitaran. Este modelo es la concreción del programa de gobierno del Partido Comunista, que es diseñar la política desde la vida de las personas.

- ¿Qué le parece que la derecha adhiera a algunas de estas iniciativas?

- Todas las iniciativas han sido vistas con mucha atención por alcaldes de todos los signos políticos, porque aquí lo que está, por sobre toda otra consideración, es que éstas mejoran la vida de las personas, la facilitan, la hacen más barata y, por lo tanto, suben los ingresos de una familia hasta en $20 mil al abaratar los costos de salud. Cuando se abren los colegios hasta las 22 horas y le da servicios a la comunidad al lado de la casa, que antes debían comprarlos lejos, estamos mejorando la huella de carbono, baja la contaminación y la congestión. Esto es un ahorro y mejora sistémica de la calidad de vida. Son beneficios asociados que nacen de la discusión de la gente.

- ¿Hay malas copias?

- Hay proyectos que se hicieron con fines electorales, farmacias que se han endeudado con Cenabast y a las que no se les venden hasta que paguen, lo que se traduce en que tienen que comprar a los laboratorios, por lo que tienen precios tres a cuatro veces más caros que los nuestros. De hecho hay casos emblemáticos como Viña del Mar y La Florida, y otros que tienen problemas de funcionamiento y la gente se ha ido decepcionando, pero es de aquellas apuestas con alcaldes de todos los colores. Quiero destacar lo bien que funcionan las farmacias populares de San Bernardo, con Nora Cuevas (UDI), y la de Puente Alto, con Germán Codina (RN), o la de Valparaíso, con Jorge Sharp (FA). Nos juntamos en la Asociación Chilena de Farmacias Populares, estamos comprando en el extranjero y buscamos productos sustitutos para meterle aún más presión al mercado.

- ¿No teme que le pasen la cuenta?

- Están permanente tratando de pasarla, por ejemplo, Pfizer tiene trato discriminatorio y no nos vende o encarece productos a las farmacias populares. Cuando armamos la farmacia había casi 60 municipios sin una farmacia; cuando hicimos la óptica, 213 comunas de 345 no tenían una. Hoy, hay 287 comunas sin librerías y nos quejamos de que Chile es un país inculto. Hay que escudriñar las áreas en donde el mercado opera mal o no lo hace porque no le interesa, como en salud, educación y deporte. Aquí hay cultura, con 29 bibliotecas gratuitas y seis canchas de tenis sin costo. Cuando llegamos a este municipio, en 2012, el presupuesto para bibliotecas públicas era de $50 mil al año, ahora es de $100 millones.

- ¿Y eso cómo se refleja en estándares de medición?

- Lo estamos vindo en el Simce. Cuando llegamos, aquí se hacía selección en los colegios y teníamos una matrícula de 6 mil alumnos. El primer año terminamos con la selección, lo que significó aceptar a todos los alumnos en Recoleta. Eso nos hizo crecer la matrícula a 10 mil alumnos, hemos aumentado en 52% la matrícula municipal. Al hacer más diverso el sistema, los resultados del Simce bajaron los primeros dos años, pero empezamos a subir y a despegar. El impacto se ha notado en que estamos ganando talleres de debate a nivel nacional y premios en robótica en Estados Unidos.

Cambios

- ¿O sea, reforma el modelo desde la base?

- La realidad determina la conciencia del ser humano y cuando comienza a cambiar la realidad, comienza a cambiar la conciencia. Por lo tanto, queremos transformar el modelo cambiando la conciencia desde la base y avanzar hacia un mejor país.

- ¿No teme que en una vuelta electoral le pongan una Barbie o Ken de candidato a alcalde y se pierda lo avanzado?

- En la última elección hubo un candidato que prometió que iba a cerrar la farmacia, la óptica y la escuela abierta y recibió una estrepitosa derrota para su sector. Eso prueba que si uno cambia la realidad, cambia la conciencia de las personas.

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