Crónica

Desalmados piden rescate por perrito bombero

En la Cuarta Compañía de Bomberos de Puente Alto están combatiendo su peor siniestro. Uno de los pilares del equipo está secuestrado y sus captores no lo sueltan ni por todo el dinero del mundo.

Halligan, llamado así por una clásica herramienta usada por los bomberos, es un labrador de cuatro meses y promesa de los chicos buenos en el cuartel. Lleva mes y medio capturado, y nadie sabe su paradero.

"Era muy cariñoso y regalón. Hacía lo que quería", cuenta Carlos Espinoza, voluntario activo de la compañía y amigo inseparable del can.

Según los integrantes del cuartel, lo han buscado por todas partes y nadie sabe nada. Es como si la tierra se lo hubiera tragado. Sólo  una banda se atribuye la autoría del rapto perruno.

"Una vez me llamaron y la persona me dijo que lo tenía un amigo de él, pero que no lo iba a soltar hasta que pagáramos una recompensa. Me dijo que llamaría más rato y acá estamos esperando", relata acongojado el bombero, quien teme que al cachorro sufra el síndrome de Estocolmo y no vuelva nunca más.

CASI RESCATISTA

Halligan llegó hace cuatro meses a la bomba, cuando  el ex teniente Sebastián Valenzuela lo regaló a los chicos buenos.

Los cabros se encariñaron tanto con el cachorro, que hasta jugaban pool y lo mimaban durmiendo en el sofá. Querían que fuera un perro de rescate.

"Averiguamos y lo metimos a cursos para salvar personas en derrumbes y lluvias", dice José Luis Ávila, cuartelero de la bomba.

Es tanta la desesperación por encontrarlo, que Espinoza les mandó un recado a sus captores para que declinen y sean benevolentes con la vida del futuro salvador de los indefensos.

"Les pido por favor que lo devuelvan. Llamen de nuevo, porque yo estoy dispuesto a pagar cualquier precio por él. En serio que lo haría", remachó Espinoza.

"PUPI" EXTRAÑA LAS LOCURAS DE SU YUNTA

Si hay alguien que conoce las andanzas del "Halligan", ese es el integrante de su clan, el "Pupi".

El can es un quiltrito que lleva dos años en la compañía de Puente Alto y uno de los más yuntas del "Halligan" en el cuartel.

"Eran súper amigos. El Pupi le ordenaba todo al Halligan, que es súper travieso. Con sólo mostrar sus dientes lo dejaba tranquilito", dice José Luis Ávila, cuartelero que trajo al "Pupi" hasta las dependencias de la bomba.

La Cuarta intentó de todas formas hablar con el perro, pero, según nos comunicaron los bomberos, está desconsolado por el secuestro. No come ni ladra. Espera escuchar nuevamente el guau matutino de su amigo, para salir a juguetear con las perritas del barrio.

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