¡Dos meses de condena fueron su pena de muerte!
La viuda de Antonio Cid Leiva (21) está devastada, porque el padre de su hija de 1 año "no debía estar preso".
Tania González contó que el obrero de la constru había sido condenado a dormir 61 días en la cárcel justo cuando encontró pega como ayudante frazador en una obra en La Florida. Antonio prefirió cuidar su trabajo y se reveló contra la condena que lo obligaba a pasar las noches tras las rejas.
Hace justo una semana la policía lo agarró y fue encerrado en la cárcel de San Miguel por dos meses, "pero la condena al final fue su pena de muerte", lamentó Tania.
La hija del finado cumplirá 2 años la próxima semana y una de las mayores penas de Antonio era que no estaría con ella ese día, porque recién el 17 de enero saldría libre.
Sus familiares entienden que el difunto haya priorizado su trabajo ante el cumplimiento de la reclusión nocturna, "porque le costó tanto encontrar pega y por el horario la habría tenido que dejar", explicó su suegro.
Ítalo González agregó que están preocupados por el futuro de su hija y de su nieta, por eso espera que la justicia determine una indemnización para asegurar la educación de la guagua. Sobre Antonio y los demás presos dijo: "Los trataban como unos perros y nadie se merece eso".
El padrastro del finadito no aguanta la pena. El pastor evangélico Juan Fernández lo crió desde los seis años y contó que Antonio se había inscrito hace unas semanas para bautizarse este sábado.
"No era de ese ambiente. Él era trabajador. Espero que se haga justicia, pero sobre todo espero que se sepa la verdad", explicó.
Antonio era el menor de cuatro hermanos, vivía en la población El Manzano de San Bernardo, llevaba cinco años de relación con Tania, la pareja arrendaba una casita y estaban esperando que les saliera el subsidio habitacional.
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