La efedrina y sus derivados (norefedrina y pseudoefedrina) eran tres "inofensivos" salvavidas para la barra que lo pasaba como el ajo con las alergias o resfríos. Pero sus potentes efectos en el sistema nervioso central provocaron su mala utilización.

Quienes deseaban un chute de energía para hacer ejercicio y bajar de peso usaban este químico como un complemento en sus dietas.

Pero cuando se descubrió que a partir de la efedrina se podría crear metanfetamina (estimulante que produce dependencia), algunos países prohibieron su venta y distribución.

En Chile, esta semana el Instituto de Salud Pública (ISP) prohibió el uso de la efedrina y sus derivados, por lo que dentro de seis meses, ningún medicamento podrá contener esta sustancia.

Lo cuático es que la mayoría de los antigripales, descongestionantes nasales, antialérgicos e inhaladores bronquiales tienen dosis de este químico.

Christián Olavarría, otorrino del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, da la alerta sobre los efectos secundarios del fármaco, pero reconoce que será difícil de sustituir.

"Es estimulante del sistema nervioso central. Causa irritabilidad, inquietud, taquicardia, insomnio. En algunos casos, puede causar adicción".

Además, la efedrina y sus hermanas chicas pueden ser muy peligrosas para una persona con hipertensión o cardiopatías, pues aceleran la cuchara y pueden causar un terrible patatús.

El drama, según el especialista, es que, "no hay otro fármaco que pudiera ser semejante en efectividad y es un medicamento que como muchos otros tiene efectos colaterales importantes, pero usado con la debida precaución es seguro. Debería tener mayor fiscalización, pero no ser retirado del mercado".