El "27F" tiene a la cigüeña con vuelos non stop a Chile
Tomás, el primer retoño de Blanquita Orellana, será fruto del "amor de terremoto", ese que le brotó a muchas mamitas y papitos después de la catástrofe.
Ella y su pareja son parte de una treintena de familias de la aldea "12 de Abril", de la comuna de Arauco, en la Región del Biobío. Orgullosa muestra su guatita a sus vecinos, pero no logra esconder el temor de que su ya confirmado varón salga con algún problema con tanto nervio que ha pasado con las réplicas.
UNIDOS
Recuerda que por esos días "había que puro estar unidos, porque no se sabía lo que podía pasar con tanto temblor" y después en el consultorio le echaban tallas diciéndole que con tanto alboroto "tenia que aprovechar no más". La lola de 29 años cuenta que a la semana después de la madrugada del "27F", los cariñitos y los romances se hicieron más intensos. Con risita pícara Blanca recuerda que igual se daba tiempo para salir a dar una que otra vuelta al cerro.
Y después de varios encuentros quedó esperando. Ya le tiene comprado el coche, la ropa, la cuna y hasta los juguetes. Las matronas le propusieron bautizarlo como "terremotito", pero optó por llamarlo Tomás, igual que el papá.
La matrona jefa del programa de la mujer en Carampangue, Jimena Carrillo Rojas, considera que la "necesidad de afecto" luego del terremoto y la irregularidad en la entrega de anticonceptivos ayudó a esta considerable alza.
"En una de nuestras postas en Llico, la tasa de embarazo aumentó en más de un 50 por ciento, porque en los saqueos se robaron todo lo que era planificación familiar".
El sociólogo de la Universidad de Concepción, Manuel Baeza Rodríguez, explica que "luego de una catástrofe es probable que la vida tenga un valor más profundo, y que eso se exprese en una posibilidad de engendrar.
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