Como el ultraveloz ratón cuate Speedy González, pero en su versión copeteada, es como muchos de los Schumacher criollos manejan sus bólidos por las calles de Santiago.

Esta es la papa frita que manejan en el Automóvil Club de Chile, luego de entrevistar a tres mil pericos para preguntarles acerca de sus dotes ante el volante.

En la dura el 43% de los entrevistados reconoció que prefiere conducir con el huaipe remojado y más de la mitad aseguró que pisaba chala a fondo para sacarle chispas al toco.

El director nacional del Automóvil Club, Cristián Sanhueza, dijo que el estudio demuestra el "escaso" conocimiento sobre las leyes del tránsito que hay en Ciudad Gótica.

"Sólo el 1 por ciento sabe que cuando un carabinero que dirige el tránsito levanta su brazo significa que hay luz amarilla". Más encima "el 59 por ciento no sabe que se debe estacionar a treinta centímetros de la cuneta. Si algunos hasta respondieron que la distancia podía ser un metro".

Y eso que solamente dos de cada cien personas falla en la prueba de las munis.

DURO

Sanhueza chicoteó que "este tipo de conductas se evitaría con un endurecimiento a la hora de entregar las licencias. La gente que va a obtener su permiso tiene que salir a dar vueltas durante una hora y media, y por muchos lugares".

Peló que las munis deben dejar de entregar licencias como si fueran dulces de piñata y metió chala con la necesidad de mejorar las pruebas teóricas porque los vivarachos se aprenden de memoria los cuestionarios.

Taxistas y micreros advierten que uno de los principales atados es que los muñecos no saben manejar por los espejos.

"Ponen el intermitente para cualquier cosa y empiezan a cambiarse de pista. Creen que por señalizar son dueños de la calle", dijo un coleto.

Un transtortugo dijo que "no calculan distancia ni velocidad". ¿Y Bosnia?