Crónica

El "Chumingo" mató a su taita para quedarse con su plata y darse la gran vida

Mientras la noche del pasado 15 de abril la mayor parte de los vecinos de la población Pablo Neruda de Chimbarongo, Región de O'Higgins, dormían, en casa del obrero agrícola Segundo Antonio Navarro Moraga (56) se desató una orgía satánica de erotismo desenfrenado, alcohol y sangre.

Sobre una parrilla instalada en el patio aún goteaba la grasa del asado, mientras que en la habitación principal dos mujeres semidesnudas y ebrias danzaban junto al dueño de casa, ya totalmente vencido por el vino, y su hijo, Domingo  Antonio Navarro Olivares (22), alias el "Chuncho Chico".

Este último es un maleante que comenzó a dilinquir a los 16 años. En los últimos meses su libertina forma de vida, como compartir a las dos mujeres con su padre, y alardear con la flamante motocicleta que le había regalado su progenitor, se había acentuado. El 1 de enero recuperó su libertad luego de cumplir una condena por robo con intimidación.

Mientras estuvo en presidio la condición económica de su padre mejoró. La expropiación de sus potreros por la empresa que construye el embalse de Convento Viejo le significó recibir 14 millones de pesos. Parte del dinero lo utilizó para que un abogado acelerara  la  excarcelación de su hijo, a quien le regaló una moto para que olvidara los cuatro años de cana que pasó en el penal de Rancagua.

Pero el "Chuncho Chico" quería más, y una y otra vez le exigió al agricultor que le entregara la mitad de sus ahorros, a título de herencia. El viejo campesino se negó, porque sabía que el dinero le duraría menos que una piscola en sus manos.

Fue entonces, según el Ministerio Público, que Domingo, con la presunta colaboración de Paula Andrea Barahona Opazo (27), la "Guatona", quien oficialmente sólo "pegaba" con el viejo, y Marlene del Rosario Díaz Martínez (23), la "firmeza" del cabro, aunque pa' calleuque éste se  comía a las dos, conspiraron para liquidar al veterano y quedarse con el dinero y su casa.

La noche del 15 cuando, la fiesta llegó al paroxismo, Marlene sedujo a la víctima y la llevó hasta el dormitorio, donde Segundo finalmente se durmió. Entonces, su hijo le destrozó el cráneo con un palo, con la ayuda de Marlene. Enseguida y en presencia de la hija de 4 años de su pareja, depositaron el cuerpo en el suelo, sobre una frazada, y lo despostaron con una sierra y un cuchillo. Las horas que siguieron al homicidio fueron utilizadas por el delincuente y su amante para repartir los restos de su padre, lanzándolos en canales y riachuelos de la región, desde donde fueron recuperados por la Policía de Investigaciones.

El parricida trató de contruirse una coartada presentando una denuncia por presunta desgracia a favor de su padre, pero su alcoholismo lo perdió. Según un testigo protegido, en una chupatera, el sanguchito de palta, intoxicado por el alcohol, le dijo a la concurrencia: "¡Qué tanta weá! ¡ Yo maté al viejo, lo descuarticé, y lo tiré en varias partes. ¡Lo maté porque me quería cagar con la 'Guatona' y no me quería pasar el billete".

"PINCHE" DE LA VÍCTIMA ALEGA INOCENCIA

Domingo Navarro Olivares y las dos mujeres fueron formalizados por parricidio y homicidio calificado y arriesgan penas que van desde los 10 años y un día de cana a presidio perpetuo.

Ayer, mientras la policía intentaba establecer la participación de una cuarta persona en el asesinato, Rodrigo Guerrero, el abogado particular de Paula Andrea Barahona Opazo, presunto "pinche" de la víctima, dijo que su defendida es absolutamente inocente del delito que le achaca el Ministerio Público.

"Ella fue encerrada en un dormitorio mientras se perpetraba el crimen y amenazada de muerte si hablaba. Paula Barahona asegura que en el lugar había una cuarta persona, un tal R.G., ex compañero de trabajo de Domingo Navarro, y que sería éste el personaje que finalmente lo delató", aseguró el abogado.

J.Pinto/M.Vega O.

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