La mayor hazaña de la aeronáutica chilena ocurrió en 1951, cuando el Manutara, piloteado por el general Roberto Parragué Singer, aterrizó con éxito en la Isla de Pascua.

El vuelo en el avión anfibio modelo PBY-5ª Catalina fue súper riesgoso, porque la tripulación sólo se guió por las estrellas y lo que veían sus ojos. Además la autonomía de vuelo para recorrer los 3.700 kilómetros que separan La Serena de Rapa Nui apenas superaba las 19 horas y 22 minutos que demoró la travesía.

La tripulación fue recibida con euforia por los isleños que nunca habían visto un avión y tuvo que volver en barco, porque cuando intentó despegar desde el mar se rompió un ala.

El fin del Manutara llegó años más tarde, cuando se fue a pique mientras combatía un incendio en el Lago Peñuelas.

En el Manutara II Parragué viajó tres veces a Pascua e incluso llegó a Tahiti en 1965; reliquia que el año 2007 fue vendida a un museo australiano.

Mientras, el Manutara III está a punto de volver a hacer noticia porque pretende unir el continente con la Isla de Pascua, luego de un apronte que lo llevará a fin de año al archipiélago de Juan Fernández.

Felipe Parragué (31), nieto del aventurero piloto fallecido en 1995, quiere documentar la travesía y está juntando monedas para llevarla a cabo.

A través de una singular forma pretende reunir los $9.000.000 que aproximadamente le saldrá viajar a la Isla Robinson Crusoe.

"A través del portal idea.me las personas que aporten 20 mil pesos pueden conocer el avión", explicó el nieto.

Agregó que por 80 lucas también saldrán en los créditos del documental, por más plata las empresas pueden poner auspicios en el fuselaje y por $1.400.000 alguien se convertirá en un tripulante más del viaje.

La familia del fallecido general tardó tres años en restaurar un avión del mismo modelo del original y deberán contratar a un viejo piloto canadiense para que lo maneje porque ya no quedan expertos en máquinas tan viejas.

De todos modos el Manutara III contará con todos los adelantos técnicos de ahora como GPS para no arriesgar el pellejo como quienes inspiraron el homenaje.

Felipe dijo que “este es el avión más seguro para ir a Juan Fernández porque acuatizará, no necesita aeropuerto, llega directamente al mar y también puede despegar desde ahí”.

La idea del documentalista es recordar al que a su juicio fue "el emprendedor más grande de Chile".