Frases como "Perdón, perdón, yo sé que la cagu..." o "aers, ¿quién es el dostor?", han hecho ultra popular a Rodrigo Salinas (35) en "El Club de la Comedia". Pero el compipa es más que un colilargo guataca que canta o un médico chantete.

En sus ratos libres, se dedica de lleno al cómic, una disciplina poco valorada en nuestro país, pero que a él lo continúa entusiasmando y lo tiene con harta pega.

Su relación con los trazos comenzó en 1995, cuando Salinas era apenas una lauchita que estudiaba arte en la Chile. Fue ahí que comenzó a sacarle punta al lápiz y a pegarse sus bosquejos locos.

"Dibujábamos con hartos compañeros y yo participaba de varios proyectos experimentales. Eran publicaciones humildes, pero gráficamente buenas", señaló el maldito roedor.

La cosa es que con el tiempo se fue enamorando de los dibujitos y pensó en proyectarse de forma seria como pintamonos profesional.

"Con unos amigos armamos lo que fue la nueva gráfica chilena, donde trabajábamos el tema de la historieta, pero de manera flexible. Hacíamos desde stickers hasta historietas", contó.

Sin embargo, al salir de la U se percató de lo penca que era la industria en Chile y terminó explorando otros rubros, como la televisión.

"Lo que pasa es que aquí tenemos hartos jugadores, pero nos falta un Bielsa que nos haga jugar. Nuestro mercado está determinado por dibujantes que se auto-editan y se compran entre ellos", señaló el guarén.

Pese a las decepciones de juventud, el Rodri siguió trabajando y produjo historietas míticas, como "Rata Galdames Land", "Arturo Prat is not dead", "Los Viajes de Massachussets" "y La Isla del NO".

Su éxito rotundo llegó de la mano de la publicación "Una novela ecuestre", que narra la historia del Ratoncito, contada y dibujada por el mismo pericote.

Salinas se encuentra trabajando ahora en la revista "Blanco Experimental" (ver abajo), un compilado criollo para cuyo primer número colaboró con un cómic.

"Mi historieta se trata de la revolución cubana. Hice algo bien loco, pero que tiene una historia entrete", se quebró.

Desde que era potrillo que Cristián Valenzuela (21) cree que en la vida no hay nada más cachilupi que dibujar y devorar historietas.

Por lo mismo nunca ha podido entender por qué cresta la industria del cómic es tan poco valorada por estos lares.

Lejos de achacarse, el año pasado decidió cambiar las cosas y se puso de cabeza a trabajar en "Blanco Experimental", un proyecto de cómic virtual, gratuito y de libre expresión que hoy la lleva en el rubro y está pronto a dar su gran salto.

"La idea era romper con el prejuicio que cataloga al cómic como un producto de niños y para eso había que difundirlo. La ventaja de tener una revista en internet es que puede llegar a más lugares y que sale cero peso la publicación", señaló el compipa, que se quema las pestañas en segundo año de diseño gráfico.

Fue así como nació el blog http://blancoexperimental.blogspot.com, que mensualmente publica los trabajos de dos autores, los que se pueden descargar totalmente gratis en formato PDF.

LIGAS MAYORES

"Blanco Experimental" se encuentra a las puertas de su gran salto en la desabrida industria nacional. Debido al éxito que ha tenido el proyecto, Cristián ganó un fondo concursable y la revista se convertirá en un librote que saldrá a la venta en los próximos días. La obra cuenta con la colaboración de nueve autores que se pusieron con sus monitos.

"Todos los meses me llegan cientos de trabajos increíbles y ahora tenemos la oportunidad de publicarlos en 100 páginas a todo trapo. La gracia es que aquí no se edita ni censura a nadie. Los autores son libres y eso se respeta", sentenció el pyme de las historietas.