Por La CuartaEl Zar de la web: así operaba el estafador que engañó a más de 70 personas y hasta a partidos políticos
No terminó el colegio, pero eso no impidió a Marco Almonacid aprender todo lo necesario para ser un hacker de primer nivel. Gracias a su manejo, levantó una compleja red con la que realizó estafas millonarias aprovechando fachadas de bancos, e incluso tenía reclutadores propios.

Debieron pasar dos años de investigación, para atrapar a Marco Almonacid. O al menos, de forma definitiva. Ya había caído en otras ocasiones, en 2010 y 2014, acusado de estafas, vía internet; la primera vez por vulnerar la seguridad del portal del Partido Socialista y de ministerios de Defensa y Trabajo; la segunda, a raíz de una denuncia por violencia intrafamiliar, personal de carabineros descubrió dos plantas de marihuana y 105 tarjetas plásticas, de las que poco más de la mitad estaban llenas de dinero.
Almonacid aprendió los tejemanejes de internet de forma autodidacta. Así comenzó una lucrativa carrera como hacker que lo llevó a liderar la mayor red de estafas por internet, en ese entonces, con más de 700 millones de pesos robados desde cuentas bancarias. Y aún no cumplía los 18 años.
“Ni siquiera terminó enseñanza media -lo perfila el comisario Claudio Soto, de la brigada del Cibercrimen, a Modus Operandi, de Meganoticias-. Básicamente era porque él ya sabía qué era lo que quería dedicarse, sabía que en el colegio no iba a aprender un conocimiento tan acabado del área informática, ni siquiera estudiando en una universidad tradicional. Eso te da cuenta de una persona que tenía un intelecto poco más allá del delincuente común chileno”.
Lo de Almonacid no era la simple estafa telefónica. No, lo de él era sofisticación. Lo primero era obtener una buena fachada que le permitiera engañar a las víctimas y así obtener sus claves de acceso. “Existen foros de hackers en la deep web, donde se venden los sitios web copiados y muchas veces estos sitios ya están alojados en Rusia, en Europa, en distintas partes”, explica a Mega Gabriel Bergel, de Computer security conference.
Tras adquirir el sitio web de un banco, faltaba lanzar la carnada. Allí Almonacid lanzaba correos masivos a las bases de datos de clientes del banco y se presentaba como un correo institucional, en que se invitaba a los clientes a pinchar en links, los que permitían hacer llegar sus datos bancarios. Así, muchos caían. “Es típicamente que estos correos están mal traducidos, tienen faltas de ortografía, porque son copias de otros”, explica Bergel.
Pero las reiteradas estafas, y sus antecedentes, lo volvieron foco de atención para la PDI, que comenzó a seguirle el rastro. El mismo lo detalló en una llamada a su pareja”. Tu marido es un delincuente, ¿cachái? -explicó-. Ha caído cuatro veces. Ha sido líder de banda y toda la h.... Es normal que tenga el celular pinchado. Yo no te quiero explicar por teléfono todo lo que hago (…) Así que si caigo preso un día va a ser todo culpa tuya”.
No era sencillo. A esas alturas, la organización de Almonacid contaba con equipos de reclutadores quienes conseguían personas que facilitaban sus cuentas personales para recibir el dinero robado, el que tras pasar por otras cuentas, llegaba hasta el líder. Pero la PDI le seguía la pista.
Y así, como él mismo lo había comentado a su pareja, cayó. En 2018, tras dos años de investigación, se logró acreditar más de 70 estafas (con más de 5.000 millones en transferencias, disimuladas en autos de alta gama, propiedades y otras inversiones), y una compleja red con 18 reclutadores y otros tantos facilitadores de cuentas. Incluso se requirió un bus para llevarse a todo el lote. El Zar no se pudo adelantar a la jugada. Esta vez, el engañado fue él.
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