En el Bar Nacional no dejan bailar con cesar

En la Muni de Santiago dicen que nunca les han pedido el permiso de salón de baile, pero Carla Cabata dice que lo hizo en 2009.
Juan Cabata llegó desde Italia con una humilde maleta cargada sólo con sueños y, con mucho esfuerzo, hace 53 años levantó el Bar Nacional.
El inmigrante murió hace 2 años y si estuviera vivo se iría al otro mundo de nuevo al saber la causa de los dos partes que le sacaron al negocio que fundó con tanto esfuerzo.
Resulta que funcionarios de la Muni de Santiago multaron al boliche de calle Matías Cousiño porque sorprendieron a algunas personas cometiendo el gravísimo delito de... bailar. ¡La dura!
Según la hija del fundador del restorán, Carla Cabata, todo comenzó en septiembre del año pasado cuando fueron multados por culpa de un conjunto folclórico que los estrictos fiscalizadores sorprendieron bailando al ritmo de la Patria.
La otra sanción vino de la mano del karaoke que instalaron en 2010: hace unos días les cayó la teja porque los representantes de la ley pillaron a algunos clientes bailando las canciones que ellos mismos interpretaban.
El temor de Carla es que cierren el boliche porque es lo que sucedería después de un tercer parte, y por eso mismo hace dos semanas debieron colgar en todos los rincones del bar un cartel con el siguiente mensaje: “Por disposición de la Municipalidad de Santiago se prohíbe bailar”.
La razón que esgrimen los paladines de la Justicia es que el local no tiene patente de discoteca, por lo cual sus parroquianos no tienen derecho a mover el esqueleto.
La heredera contó que el 2009 intentaron sacar la famosa patente, pero les dijeron que nica, debido a que el boliche está ubicado en el casco histórico de la capital, donde está prohibida la instalación de boliches bulliciosos.
Lo curioso es que el karaoke se realiza piolitamente en un subterráneo los miércoles, jueves y viernes hasta las 12 de la noche, y nunca han recibido un reclamo de los inexistentes vecinos de una zona comercial.
UNA TRADICIÓN
Carla aclaró que no quiere convertir el bar en una disco porque ni siquiera tienen pista de baile, sino que puras mesas. Su idea es que sus clientes pasen un buen rato. “Con esto me están obligando a abrir un negocio en Las Condes, pero yo no quiero irme porque mi corazón está en el centro de Santiago y somos una tradición”, dijo.
Los garzones están de acuerdo porque han recibido reclamos de la gente que encuentra desquiciada la prohibición. Cuando alguna persona se deja llevar por el ritmo y se para a bailar el encargado apaga la música y un mozo invita al colérico a tomar asiento.
Las veces que han ido los funcionarios municipales el público se ha espantado y con molestia les han gritado: “Y... ¡fuera!”, pero el parte lo sacan igual.
El ambiente del karaoke es bacán porque según la dueña se dejan caer los coristas del cercano Teatro Municipal que allí cantan hasta el Gangnam Style, y también han recibido la visita de los dobles de Chayanne, Ricardo Cocciante y Salvatore Adamo.
“Todos en el Bar Nacional trabajamos con el corazón y sólo les pido criterio a las autoridades”, concluyó Carla.
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