Vestidos con relucientes armaduras verdes, cortesanos de los principados de Placilla, Nancagua y San Fernando, trabajaron toda la jornada del lunes para ubicar al propietario de la patita, sebienta y maloliente, que calzara justo con un zapato chino que encontró la Guardia Real en uno de los salones del desbaratado negocio de abarrotes, propiedad de la marquesa Gladis Becerra Torres.

Esta dama posee un supermercado en Placilla, cuyos torreones, fosos y minaretes fueron tomados a sangre y fuego por una pandilla de villanos provistos de espadas, una escopeta, mazas con púas y catapultas.

Los supuestos forajidos, luego de robar 350 mil monedas, 55 atados de fino tabaco, un reloj de arena y todo cuanto encontraron a su paso, ataron a los hidalgos propietarios del castillo y huyeron en veloces corceles con sus placas patentes falsificadas.

Sin embargo -esto nunca falta en los cuentos infantiles y las novelas policiales-, un fatal error perdió a los canallas.

Mientras huían, uno de ellos, posteriormente identificado como L.M. (32), alias "El Ceniciento", ansioso por alejarse del lugar, perdió durante la fuga uno de sus zapatos con la plantilla espolvoreada con óxido de zinc para combatir el pie de atleta y los callos.

Durante todo el día los mosqueteros le probaron, sin resultados, el calamorro a cuanto pata pelá encontraron en su camino, hasta que, a las 5 de la mañana de ayer, un trompetazo los hizo saltar de alegría. ¡Albricias!

El bombero de una estación bencinera denunció que tras una mata de moras, se escondían dos tunantes, uno de los cuales iba descalzo.

Cuando los polis los capturaron, el zapato calzó como anillo al dedo en la pata izquierda del "Ceniciento".

Su lugarteniente, W.H.S. (30), cayó en alpargatas.

Consultados sobre su presencia en el lugar, ambos declararon que esperaban a la patota del Robin Jud, para compartir el botín entre los pobres.

El sheriff del Condado de Chergud dijo a La Cuarta, la palaciega, que L.M., carne de patíbulo, tiene antecedentes por homicidio y robo con intimidación, entre otros pecadillos.

W.H.S. le echó toda la culpa al "Ceniciento". El hombre declaró que no era bandolero, sino que un honrado villano que había tenido que lanzarse a la mala vida porque estaba cesante y su doncella, enferma.

La pareja fue arreada hasta el Tribunal de Garantía de San Fernando, donde el Ministerio Público solicitó y obtuvo la prisión preventiva de los delincuentes, por lo cual de inmediato, cargados de grilletes, quedaron a pan y agua en una fría mazmorra.

Los polis recuperaron tres puñales y una mochila, pero no lograron encontrar el arcabuz.

QUÉ LINDO

"La Cenicienta" es una tradición oral. Tiene dos versiones escritas: La de Charles Perrault (1697) y la de los Hermanos Grimm (1812).

La película de Walt Disney fue filmada en 1950. Y colorín colorado este cuento se ha acabado. La historia pasa por un zapatito roto, que mañana les contaremos otro.

J. Pinto/M. Vega