Los dramones por acusaciones de federaciones deportivas que hacen el cambalache de sexo para que un equipo o un atleta están a la orden del día en África. Antes era el galleteo por jugadores que representaban más edad de la adecuada para cada categoría, pero que un hombre juegue por un equipo femenino, al parecer, se ha convertido en una moda.

Luego del pastelazo de Caster Semenya, a la que crucificaron porque pensaban que hablaba ronco y orinaba de pie, los ojales de los presis de las federaciones africanas están cada día más abiertos para cachar si se dan más casos de este tipo.

Las federaciones de Ghana y Camerún reclamaron formalmente a la asociación de sudafricana de peloteo porque, supuestamente, Guinea Ecuatorial habría ocupado un macho recio en su selección femenina.

La intención es demostrar que Salimata Simpore es un hombre y no una fémina. Todo porque ambos equipos jugaron la fase grupal con el país denunciado y los dos perdieron sus respectivas mochas ante golazos que Simpore les había enchufado.

En Guinea Ecuatorial dicen que están locos y dementes. Mientras se busca algún antecedente que clarifique el temita, la futbolista seguirá defendiendo los colores de su selección.