La mañana de este jueves, en medio de todos los rumores que apuntaban a su salida, finalmente esta se concretó: Boris Johnson renunció al cargo de primer ministro del Reino Unido.

El político y periodista de 58 años enfrentaba una seria crisis de credibilidad. Arrastraba, desde hace meses, baja popularidad —según las encuestas, por ejemplo, el 72% de los británicos piensa que debería dimitir—, además de críticas, cuestionamientos a su gestión y una serie de escándalos.

Solo por mencionar algunos, el partygate —fiestas que tuvieron lugar en Downing Street 10 en plena pandemia—, el irregular financiamiento para la lujosa reforma de su residencia oficial y la renuncia de casi treinta de sus ministros durante esta semana.

De esta manera, Johnson, que supo ser el alcalde de Londres y que fue la mayor victoria conservadora desde Margareth Thatcher luego de apoyar el Brexit, comunicó su dimisión:

“Es claramente el deseo de la mayoría conservadora parlamentaria que haya un nuevo líder y junto con ello un nuevo primer ministro”, señaló de entrada.

Y luego precisó: “He estado de acuerdo con eso y con que el proceso debe partir ahora. El calendario se publicará esta semana y por eso he instalado un gabinete hasta que haya un nuevo líder”.